Cali, mayo 18 de 2024. Actualizado: viernes, mayo 17, 2024 23:42
En la recta final la campaña por la Alcaldía de Cali ha estado marcada por los ataques entre campañas; los equipos de los candidatos están concentrados en urdir estrategias para desacreditar a sus contrincantes y no en posicionar sus planes de gobierno.
Es evidente, además, que las campañas destinan altas sumas de dinero para mover en redes sociales las estrategias de desprestigio de sus contendores.
Cuando los candidatos se concentran en ataques personales, el verdadero debate político se ve desplazado por argumentos vacíos que desvían la atención de los temas críticos que requieren soluciones y deja a los votantes desinformados sobre las verdaderas capacidades de quienes aspiran a gobernarlos.
Los ataques personales generan una atmósfera de confrontación en lugar de promover un diálogo constructivo y, al tratar de dividir a la ciudad entre “buenos” y “malos” se termina contagiando a los ciudadanos de esa falsa argumentación en la que desaparecen las propuestas por completo, al ser reemplazadas por mentiras, verdades a medias y montajes.
En varias oportunidades lo hemos sostenido desde esta tribuna de opinión: cuando las campañas se centran en ataques personales, los ciudadanos pueden sentirse desencantados y desmotivados para participar en el proceso electoral; se genera un hastío que se transforma en apatía y se materializa en abstención.
Las campañas políticas deben ser una plataforma para que los candidatos presenten soluciones a los problemas que enfrenta la ciudad. Cali tiene demasiadas necesidades y situaciones por resolver y, por lo tanto, lo que necesitan los
caleños es conocer cómo piensan responder los candidatos a esos desafíos.
Los ciudadanos merecen una discusión política con altura, basada en ideas y soluciones, en lugar de un espectáculo de descalificaciones y distracciones.
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