Hugo E. Gamboa Cabrera

IGUALDAD EN LA POBREZA

Igualdad en la pobreza

Hugo E. Gamboa Cabrera

Lo que uno diga respecto al gobierno de Gustavo Petro no es por ideología.

Simplemente se debe a una alta preocupación por lo que se ve, se siente respecto al manejo incoherente que le da a su gobierno, a unas reformas que parecen ordenadas por el Foro de Sao Paulo, donde se establecen directrices de como empobrecer a las naciones que caen en manos de la izquierda.

Esas preocupaciones nos asaltan a millones de colombianos, pues nos llegan a la memoria gobiernos latinoamericanos como Argentina con los esposos Kishner, Venezuela con Chávez y Maduro, Cuba con Fidel, Nicaragua con Ortega, por mencionar algunos ejemplos, que aprovecharon la democracia que funcionaba en sus países para lograr el poder.

Estos personajes en principio fueron respetuosos de sus respectivas Constituciones pero, a medida que transcurrìan los días fueron transformando sus políticas de gobierno de sanas a incomprensivas, menoscabando, indudablemente, derechos adquiridos y distorsionando el funcionamiento normal de instituciones a las que se le pueden ajustar errores o defectos sin defenestrarlos.

Hechos evidentes los hay pero veamos solo algunos: Acabar o mermar la exploración de petróleo y gas, una línea económica que le produce al gobierno alrededor de 25 billones de pesos anuales es una de esas decisiones chabacanas que le causan deterioro fiscal al Tesoro Nacional, acabando, de un tajo, con las transferencias territoriales que serían reemplazadas por una reforma tributaria solo para las regiones del país.

Pretender echar mano de algo tan sagrado como los ahorros de los colombianos para jubilarse, como ocurrió en los países antes mencionados, es deleznable.

Inverosímil también la decisión de la actual ministra de trabajo (ex presidente de Fecode), de “inventarse” una reforma laboral, en la que los sindicatos serán juez y parte; una reforma que en vez de crear empresa y, por ende, más empleo, lo que promueve es crear más desempleo y pobreza.

Ya lo dijo el Banco de la República a través de su comité técnico, que se pueden perder entre 450 y 480 mil empleos, tal como lo dicen la Andi y Fenalco, organismos que representan a empresarios y comerciantes.

Ni que decir de la desaparición de las EPS, reemplazándolas por “farmacias” que serán, burocráticamente, direccionadas por partidarios ideológicos del gobierno actual, vaya a saber uno si capaces o no.

Lo que preocupa de la izquierda gobernando, es que se crean el cuentazo ese de que el Estado es más eficiente que los privados.

No es que esté por verse sino que, su ineptitud es el pan de cada día en aquellos países donde gobiernan, donde se lamentan de vivir en medio de tanta pauperización.

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