Los que no regresaron

domingo 3 de marzo, 2013

El estudio se centró en una pequeña comunidad. Al poco tiempo de la masacre, cansados de las condiciones de los albergues para desplazados, la mayoría de los habitantes regresó a la región. Pero un grupo de 56 familias, muy heterogéneo entre sí —como relatan los investigadores—, decidió no volver y emprender una lucha por el reconocimiento de los derechos vulnerados.

Estas familias se asentaron en Timbío, en el centro del Cauca, y se autonombraron kitek kiwe, que en legua nasa significa ‘tierra floreciente’, y se decían el “reasentamiento del Naya”. Esto pese a su origen multiétnico, indígena y campesino.

“A ellos les propusimos reconstruir los medios culturales, afectivos y cognitivos mediante los cuales se habían reconformado y que les permitieron actuar frente a los efectos paralizantes que la violencia produce sobre la acción ciudadana”, aseguran.

Memoria
El proceso comenzó por reconstruir la memoria de los hechos de la masacre, la huida, los tres años viviendo en albergues y, finalmente, la reorganización.

Para ello, los investigadores recurrieron a cuatro métodos: invitaron a crear un sociodrama, que luego los niños de la escuela comunitaria representaron en una de las conmemoraciones del hecho violento; relatos de vida de 70 miembros de la comunidad; talleres de la memoria, que fueron discusiones en grupos específicos; y, sobre todo, la observación sistemática de los contextos cotidianos y de las conmemoraciones.

De este trabajo conjunto surgió un texto ilustrado que narra todo el proceso, usando sus propios testimonios.