María Sol Navia

El gran acuerdo nacional

María Sol Navia

El 7 de agosto de 2022 el presidente señaló en su discurso de posesión: “Dialogaré con todos y todas, sin excepciones ni exclusiones. Este será un gobierno de puertas abiertas para todo el que quiera dialogar. El diálogo será el método, los acuerdos mi objetivo”.

Palabras que abrieron esperanzas y tranquilizaron las aguas de la política temerosas frente a muchos de los pronunciamientos a lo largo de su campaña, especialmente antes de la segunda vuelta cuando moderó su lenguaje buscando votos de centro, y a sus actuaciones en su vida anterior.

Posteriormente todo ese discurso fue enterrado, entre amenazas, odios, rencores, resentimientos y deseos de revancha, que además es lo que ofrece a quienes son sus incondicionales.

Parecería que muchos de quienes le siguen tienen en la mente ese deseo revanchista, como comenta Moisés Naím en algunas partes de su libro “la Revancha de los poderosos”, y alimentar ese sentimiento es una de las formas de conservar el poder.

El dialogo cada día se fue recortando, primero con los gremios, incluso presionando en algunos cambios de sus directores, con los empresarios a quienes endilga toda clase de epítetos despectivos y amenazantes. Luego siguió con sus ministros pensantes y preparados, echándolos del gobierno sin respeto, consideración ni agradecimiento, después de que se jugaran por su gobierno y aportaran para realmente mejorar a Colombia tratando de evitar desastrosas propuestas.

De la misma manera actuó con los partidos, los descalificó y declaró terminada la coalición que había constituido al principio del mandato y que podría haber impedido mayores desafueros.

El dialogo se ha dado con los delincuentes de la peor calaña: narcotraficantes, asesinos, violadores, corruptos, a quienes está ordenando sacar de las cárceles y levantar órdenes de captura. Se han hecho acuerdos que no han cumplido, como los de cese al fuego, que tuvo que levantar y con el ELN que continúa secuestrando.

¿Por qué es posible hacer acuerdos y conversar con criminales, ofrecerles perdones y gabelas y no se puede dialogar con los empresarios, que trabajan para construir país, generar empleo, riqueza, y muestran con sus productos y servicios la cara positiva, productiva, creativa de Colombia? ¿Por qué criminales de lesa humanidad hacen libremente exigencias, insisten en los secuestros, uno de los delitos más atroces, y los gremios, empresas y aún algunos sindicatos o grupos de trabajadores no son oídos, ni tenidos en cuenta y por el contrario son amenazados y vituperados mentirosamente?

En el discurso del 20 de julio volvió a hablar de acuerdo nacional para construir las reformas que el país necesita, pero habla de que los empresarios deben ceder y es necesario que el gobierno también lo haga, pues en negociaciones y acuerdos todos ceden, para lograr avanzar sobre lo construido y dentro de la institucionalidad definir los marcos y acciones que nos lleven a lograr desarrollo con equidad.

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