Leonardo Medina Patiño

El desdén de los dioses

Alejandro Gaviria es de los pocos intelectuales prestados a la política que no abandona su labor de escritor por dedicarse a reuniones, giras y demás actividades propias de la dinámica que exige el ejercicio de lo público.

Es un lector de poesía ¿quién lee poesía, cuando se está en la aridez de la política?, pues él es de esos extraños humanos que no abandona esa esfera literaria, aun estando en esas bregas.

Desde que publicó “Alguien tiene que llevar la contraria” (2016), cada que edita uno de sus nuevos libros, de inmediato salgo en su búsqueda.

Escritor incesante, permanente pensador de la realidad nacional que se sustenta en tesis económicas, sociológicas y de la ciencia política, para hacerla más inteligible.

Es un filósofo.

Su libro “La explosión controlada – la encrucijada del líder que prometió el cambio” (2023) es un best seller que está llegando a cinco ediciones, en un país donde no se lee.

Hace pocos días nos encontramos para conversar sobre su reciente publicación “El desdén de los dioses – Presagios de un mundo apocalíptico-“ (2024), que contiene dieciséis relatos breves que lindan entre lo real, lo ficcional y el -ya manido término- “distópico”.

Bien escrito, con renglones cargados de poesía, donde evoca la memoria de su padre (Estatuas del sur), donde aborda el fenómeno de la gestación subrogada (La hija de Eva), entre otros textos que son de impecable factura e interés general.

Logra, con gran capacidad descriptiva e imaginativa en el relato “Las matemáticas y la violencia”, mostrarnos a un personaje que exhibe un lápiz en sus discursos, y que: “Paradójicamente su amor por la gente, en abstracto, parecía impedirle u obstaculizarse el afecto por sus amigos o compañeros”.

Y sigue describiéndolo: “… tenía la felicidad del mártir, del sacrificado por un propósito ulterior”.

Ya es trabajo del lector, saber de quién nos habla.

Tenemos a un ser cálido que permanentemente opina en redes sociales @agaviriau, que sabe observar la realidad, que no es esquivo al debate -propio de su formación académica-, y desde ahora, esperamos su próxima publicación.

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