Hugo E. Gamboa Cabrera

¿Distorsionado o…. Malintencionado?

Hugo E. Gamboa Cabrera

Me parece aburridor estar utilizando este humilde espacio para opinar sobre el gobierno nacional o a quién lo representa actualmente, existiendo otros temas de algún interés cotidiano.

Lamentablemente, don Gustavo Petro cada que habla públicamente, ofende y amenaza, lo cual no es agradable en un mandatario que debe ser guía de una nación que padece incertidumbre y malestar diariamente por la forma en que gobierna.

Ese odio y resentimiento tienen al país resquebrajado.

A raíz de las marchas del sábado 23 de noviembre del año en curso, contra su forma de dirigir a un país todavía hermoso como Colombia, no se compadece que un gran conglomerado de colombianos, la gran mayoría, esos que lo soportan pese a no haber votado por él, tenga que oírlo vociferar con improperios y amenazas sistemáticas por el solo hecho de no estar de acuerdo con su insostenible forma ideológica de querer perturbar el orden constitucional, social y económico de un país que, de alguna manera, se ha distinguido por ser uno de los más estables, en todos sus niveles socioeconómicos, del continente latinoamericano, sin dejar de reconocer que tiene falencias que este gobierno prometió solucionar pero que, al contrario, las agravó.

Eso de tratar de asesinos a 40 millones de compatriotas por protestarle, marcharle o no aceptar sus enrevesadas fórmulas ideológicas no es el camino adecuado, sobre todo cuando le prohíbe a las FF.AA. defender al país de fuerzas irregulares que cada día están más fuertes, más poderosas y muy ricas; de permitir el crecimiento de cosechas de coca y del negocio ídem so pena de que nos tilden de narco estado; de

}la nación; de hacer lo mismo de gobiernos anteriores con corrupción y compra de votos de congresistas sin sentido de pertenencia por el país, para que le voten proyectos que van en contra del empleo, de la inversión privada, de la producción nacional y de los intereses sociales de la comunidad en general.

Es preocupante que las noticias normales sean de masacres contra soldados, policías y ciudadanía en general y, de inseguridad por todos lados sin que desde el gobierno se diga algo.

Tal parece que se estuviese logrando un objetivo doloroso como es el de gobernar bajo la consigna del temor y de la alarma emocional.

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