Nos quieren polarizar aún más la región, es un hecho, hoy se vislumbran una cantidad de políticos que con el ánimo de conseguir réditos electorales no les importa incendiar el ambiente del Valle del Cauca y algunas de sus ciudades principales.
Y es que la tensa situación que se ha vivido en el gobierno nacional durante las últimas semanas, parece que la quieren potenciar en esta región con discursos incendiarios que incluso han apelado al ya trasnochado discurso de la lucha de clases.
Ese incendio con lenguaje fuerte, populista y que apela a generar resentimiento y rabia, ha funcionado electoralmente en Colombia en los últimos años, pues es de lenguaje sencillo, no se necesitan mayores argumentos y hoy las redes sociales son la vía perfecta para replicar sin mayor filtro las noticias falsas por doquier.
Hoy hay un grupo de políticos que quieren que el Valle del Cauca no avance, que ciudades como Cali, Tuluá, Buga, entre otras, sean feudos electorales y que a partir de la desigualdad social y económica que se presenta en esta región, se aprovechan de ese sentimiento de desesperanza y de negación hacia la posibilidad de un mejor futuro.
Los ciudadanos no podemos caer en ese tipo de engaños, porque eso son “cantos de sirena” que prometen cosas que no son cumplibles, que no se pueden o son difíciles de hacer, o sino para la muestra “un botón” con el gobierno nacional que hoy a tan solo año y medio de terminar su mandato, se ha caracterizado por la baja ejecución y parece concentrarse en provocar escándalos para mantener el ambiente incendiado, aprovechando la pobre, pobrísima argumentación de la oposición en el Congreso de la República.
Ahora, en Cali por ejemplo esa situación proviene de sectores que se han declarado abiertamente opositores del alcalde Alejandro Eder, y que sin mucho esfuerzo y sin necesidad de argumentar a profundidad, han logrado calar en ciertos sectores de la ciudad, donde algunos de sus figuras políticas más visibles han apelado a ese discurso ochentero de la lucha de clases y eso ha generado eco en ciertos sectores que han mordido el “anzuelo” de las redes sociales, que en muchos casos se ha quedado en lo superficial del lenguaje.
También hay que decirlo, si bien el alcalde ha tenido buenas intenciones y ha tratado de encaminar sus esfuerzos para atender la ciudad, parte de su gabinete parece no estar en esa misma sintonía, es más, parece que estuviera solo en varios frentes y algunos de sus secretarios han brillado por su ausencia o su silencio, algo que en un ambiente tan caldeado como el actual, es un error que no se puede dar el lujo de cometer y mucho menos en un año preelectoral, pues al final esto parece estar afectando la imagen de Eder y sin una imagen positiva, el margen de maniobra y de gobernabilidad comienza a estrecharse, teniendo en cuenta que faltan aún casi tres años de gobierno.
Un incendio se tiene que apagar y no se puede dejar extender, no se puede caer en el error de subestimar la situación, es más, no solo hay que ser, se tiene que parecer y hoy Cali necesita saber que la administración distrital en pleno, es decir no solo el alcalde, está conectada y sintonizada con las necesidades sociales, económicas y de seguridad, así como con el contexto político de la ciudad, esa es la única manera de navegar en un ambiente caldeado, que tiene unos actores que buscan no que se apague el incendio, sino que se aviven aún más las llamas políticas en pro de unos resultados electorales.
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