Cali, mayo 3 de 2024. Actualizado: jueves, mayo 2, 2024 23:09
La reciente arremetida del presidente Gustavo Petro contra los medios de comunicación, a los que acusó de “embrutecer” a la población, genera profundas preocupaciones sobre la salud de la libertad de prensa en Colombia, pues, si bien es válido cuestionar la labor de la prensa, las declaraciones presidenciales rayan en un peligroso terreno autoritario.
La libertad de prensa es un pilar fundamental para el sostenimiento de la democracia; los medios son la voz de la ciudadanía y el acceso a ellos es esencial para una participación informada en los procesos políticos.
Por esto, resulta inquietante que el mismo líder que una vez disfrutó de estas garantías, ahora cuestione la validez de esta institución vital.
Los ataques a la prensa son las primeras señales de un posible autoritarismo. La historia enseña que los regímenes autoritarios comienzan socavando la libertad de expresión.
Hugo Chávez en Venezuela es un ejemplo claro de cómo el asedio a la prensa puede ser la antesala de una erosión democrática, por ello, Colombia no debe subestimar estas advertencias.
La prensa no es infalible y debe estar abierta a recibir crítica constructiva, pero el presidente debe comprender que su posición exige un respeto inquebrantable por la libertad de información, pues si él no da garantías para el ejercicio informativo, ¿entonces quién? Cerrar filas en torno a la prensa libre no solo fortalece la democracia, sino que también salvaguarda la diversidad de opiniones y el derecho a la información.
Colombia no puede permitirse retroceder en sus logros democráticos.
El presidente Petro debe reconsiderar su postura y promover el diálogo en lugar de deslegitimar a los medios y estimular el odio contra estos.
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