Jaime Alberto Leal Afanador

Sabios consejos para educar hijos en época de la IA

Jaime Alberto Leal Afanador

Es innegable que la Inteligencia Artificial (IA) es una maravillosa tecnología.

Procesa más rápido y de forma efectiva información, procedimientos y llega a conclusiones que tomarían más tiempo y harían más costosas muchas tareas.

Cada día es un más usada por todos, y para niños y jóvenes, y gran parte de los profesionales, acelera trabajo y estudio.

Y hasta quienes no saben de algo (por ejemplo cocinar), pueden preparar una maravillosa comida. Solo basta con preguntarle a la IA.

Hay que reconocer que a quienes trabajamos en el ámbito educativo y somos padres de familia, la IA nos intimida, a tal punto que nos lleva a preguntar, con cierto temor: ¿Qué pasará con nuestro trabajo?, ¿la IA nos reemplazará?, ¿para qué profesores si existen modelos de IA -como Chat GPT, Copilot, Claude, Gemini, LlaMA 2, Jasper, y hasta el propio Whatsapp ya la tiene incorporada-… que orientan y responden rápidamente?, ¿cómo enseñar a los hijos a estudiar y a pensar sin que la IA lo haga por ellos?

La IA no nos va a reemplazar, como algunos dramáticamente piensan.

La IA es un desarrollo de la Inteligencia Humana (IH), la misma que creó el lenguaje binario, los códigos de programación, la informática y el procesamiento de millones y millones de datos, que son los que fundamentan la IA.

La IA es hija de la IH,y no podrá superar al cerebro humano.

Eso sí, por su capacidad de almacenamiento y de cruzar datos, la IA ayuda a la IH a encontrar respuestas y a procesar problemas más fácil y rápidamente, pero no significa que tenga respuesta a todo.

Finalmente, la IA es una máquina de datos que trabaja con la información que los humanos le suministramos gracias a nuestras interacciones en la web.

Los robots o sistemas automatizados de las empresas, los sistemas de IA que ayudan a crear diseños, a dan consejos, a escribir poesías o a hacer tareas de álgebra, solo relacionan variables de información, que obtienen de bases de datos, y dan una respuesta (a veces errónea), y que cualquier humano podría hacerlo, aunque a menor velocidad.

Sí, es cierto que la IA nos demanda, a los profesionales, padres de familia y educadores, nuevas formas de trabajar y de enseñar a los hijos, en el hogar, en la escuela y el en trabajo.

Con la información que registramos en los sistemas digitales, enseñamos a la IA a hacer muy bien labores repetitivas (por ejemplo, cómo se programa un diseño, cuáles deben ser los elementos para una campaña, cómo preparar un alimento, cómo redactar un correo o identificar los síntomas de una enfermedad), y a establecer relaciones entre conceptos ya conocidos (cómo resolver una ecuación matemática, calcular cuántas personas pueden ocupar un estadio, escribir como un Premio Nobel o superponer una imagen sobre otra).

La IA no analiza desde cero, necesita datos. La IH sí puede analizar desde cero.

Lo que debemos dejar de hacer es enseñar a estudiar y a trabajar con las mismas fórmulas repetidas, que cualquiera (persona y máquina) pueden responder (memorizar la raíz cuadrada de…).

El verdadero desafío para no ser reemplazado por la IA está en la capacidad de actuar, de pensar y de responder de forma creativa, de salirse del libreto y de estar por fuera de las fórmulas, para demostrar que la IH sigue, y seguirá siendo, una mina de conocimiento inexplotada y una oportunidad maravillosa para el avance de la humanidad.

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