Luis Ángel Muñoz Zúñiga

Repensar la ciudad

Luis Ángel Muñoz Zúñiga

Con el objetivo que su familia viva feliz, el día de construir el lote o de hacerle reformas a la casa, el buen padre la reúne y escucha sus opiniones conducentes a un diseño habitacional.

La Secretaría de Movilidad Vial debería emularlo para dejarnos disfrutar de una ciudad soñada y no protestemos contra una urbe desquiciada.

Administrar la movilidad de los caleños requiere tener en cuenta su memoria, la identidad, los imaginarios, la seguridad y su estética.

Cuando una Administración consulta sus medidas, además de propiciar la alegría ciudadana, inspira líricas poéticas: “Allí el cielo eras tú, ciudad que en él morabas” (Vicente Aleixandre).

“El amor, ese inmenso inquilinato” (Jorge García). “Ésta es mi casa detenida en el tiempo” (Mario Benedetti). Las ciudades transmiten información tangible e intangible.

Cali es tangible con sus calles amplias y libres para la comodidad citadina.

Hay intangibilidad en la armonía o desarmonía del atravesar tranquilos o temerosos la calle y el otro andén. Anteriores administraciones nos cultivaron el sentido de pertenencia, con señales universales de tránsito. Que la actual Secretaría de Movilidad utilice postes rígidos en mitad de las calles, configura imaginarios que expresan que se nos educa a garrotazos.

Pero estas medidas, mejor trampas, además de inconformidad, propician inseguridad en la emergencia: urgencias de ambulancias y trancones por las sin salidas debido a los varados.

La primera vez que vi algunas calles de mi ciudad atestadas con medios postes clavados en desorden, confundí la estética caleña con un abandonado cementerio.

Señor William Camargo: Por favor lea “Memorias para pensar la ciudad”, libro publicado por Bellas Artes, 2006.

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