Unas fuerzas de ultraderecha permanecen en el poder en Europa y llegan otras. En Italia ganó la señora Giorgia Meloni, del partido Fratelli D Italia, en coalición con Salvini (Liga) y Berlusconi(Forza Italia), agencian un discurso nacionalista, anti inmigración y anti unión europeísta; En Polonia, y Eslovenia, hacen presencia dentro del poder los ultraderechistas; en Castilla y León, un gobierno autonómico de España, hay presencia del partido ultraderechista VOX.
Hasta hace poco estuvieron gobernando ultras en Austria, Finlandia y Países Bajos.
Los países donde se coloca un cordón sanitario a los ultras, o líneas rojas, como quien dice no se acerquen porque representan un riesgo para la Democracia, son : Bélgica, Francia y Alemania. En España, también, pero después de la amarga experiencia de Pedro Sánchez, un socialista que en el 2019 pretendió hacer coalición con el PP, un partido franquista y le hicieron la vida imposible, se hermanaron con VOX, hasta que se acercó al partido Podemos y a las minorías nacionalistas.
En Hungría Viktor Orban, tras 4 victorias consecutivas lleva 12 años con el manejo del Estado. Dice la periodista Fernanda Hernández Orozco, “las relaciones de la Hungría de Orbán con la Unión Europea han sido tensas. En febrero, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea comenzó el camino para restringir el envío de fondos a Hungría por incumplir estándares europeos”.
Puede suceder en algunos países que la ultraderecha populista (con figuras como Trump, Orbam…), sobrepase el protagonismo de los partidos tradicionales/convencionales/formales, y pase a opacarlos, enfrentándose al candidato del polo opuesto, de la izquierda, mientras que otros partidos políticos se ubican en el campo del centro político y no logran interpretar las angustias y aspiraciones de la población que se instala en los dos extremos.
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