Cali, junio 19 de 2025. Actualizado: jueves, junio 19, 2025 22:48
La caída del cabello es una preocupación creciente entre quienes siguen tratamientos médicos prolongados.
Más allá de los efectos secundarios ampliamente reconocidos, existe un efecto menos conocido pero frecuente: la pérdida de cabello asociada al consumo de ciertos medicamentos.
Este fenómeno, aunque no representa un riesgo grave para la salud, puede afectar la calidad de vida y el bienestar emocional de los pacientes, generando ansiedad y preocupación innecesarias si no se comprende su origen.
Investigadores y estudiantes de instituciones como Ceupe analizaron el fenómeno:
El cabello humano atraviesa un ciclo de vida compuesto por tres fases: crecimiento (anágena), transición (catágena) y reposo (telógena).
La mayoría de los medicamentos que provocan caída del cabello interfieren en este ciclo, alterando el ritmo natural de crecimiento y renovación capilar.
Los tratamientos de quimioterapia, por ejemplo, impiden la división normal de las células del folículo piloso, lo que ocasiona la caída masiva del cabello, incluyendo cejas y pestañas, pocos días o semanas después de iniciar el tratamiento.
En contraste, otros medicamentos inducen una caída difusa y menos abrupta, conocida como efluvio telógeno.
En estos casos, los fármacos aceleran la transición del cabello a la fase de reposo, provocando que se caiga prematuramente entre dos y cuatro meses después de comenzar el tratamiento.
Esta forma de alopecia es generalmente reversible y afecta de manera difusa el cuero cabelludo.
Diversos grupos de medicamentos han sido identificados como responsables de la caída del cabello. Entre los más comunes se encuentran:
No existe una prueba específica para confirmar que la caída del cabello se debe a un medicamento.
Sin embargo, si la pérdida comienza entre dos y cuatro meses después de iniciar un nuevo tratamiento, y este medicamento figura entre los que pueden provocar este efecto, es razonable atribuirle la causa.
En el caso de la quimioterapia, la relación es directa y ampliamente reconocida.
La buena noticia es que, en la mayoría de los casos, la alopecia inducida por medicamentos es reversible.
Al suspender el fármaco o cambiarlo por otro de acción similar pero sin este efecto secundario, el cabello suele recuperarse en un plazo de tres meses.
No obstante, cualquier cambio en la medicación debe realizarse bajo supervisión médica.
En pacientes sometidos a quimioterapia, se ha propuesto el uso de gorros fríos para reducir la cantidad de medicamento que llega a los folículos pilosos, aunque la evidencia sobre su eficacia es limitada y su uso no está generalizado.
Para otros medicamentos, la principal recomendación es la vigilancia y la consulta médica ante una caída excesiva del cabello.
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