En un contexto donde la violencia política contra las mujeres se ha vuelto una lamentable realidad, el caso de Dilian Francisca Toro, designado por el Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria (Nimd) para visibilizar la violencia política contra la mujer, amerita una reflexión profunda sobre la urgente necesidad de combatir el matoneo político en todas sus formas.

El informe se basa en los ataques dirigidos hacia Toro durante las elecciones regionales de 2023. Desde campañas de desprestigio en redes sociales hasta la manipulación de imágenes y amenazas de todo tipo, el caso de Toro ilustra la complejidad y la gravedad de la violencia política de género, prácticas que no solo buscan dañar la reputación de la víctima, sino que también pretenden desalentar la participación femenina en la política y perpetuar estereotipos de género arcaicos.

Es fundamental reconocer que el impacto de estas campañas de desprestigio va más allá de la persona afectada, pues socavan la confianza en las instituciones democráticas y debilitan la integridad del proceso electoral.

Cuando la política se convierte en una arena de ataques personales y manipulación, se pierde de vista el verdadero propósito del ejercicio democrático: el debate de ideas y la representación legítima de la voluntad popular.

Es necesario que la sociedad colombiana, en su conjunto, rechace rotundamente estas prácticas nefastas y exija transparencia y ética en el debate público.

El caso de Dilian Francisca Toro debe servir como un llamado de atención. Es imperativo que las autoridades investiguen a fondo estos ataques y que se sancione a los responsables para sentar un precedente.

Colombia debe avanzar en la construcción de una cultura política que respete la diversidad, promueva la igualdad de género y proteja los derechos fundamentales de todas las personas que deciden asumir un rol activo en la vida pública.

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