Vendedores, artistas y mendicidad

José David Solís Noguera

Vendedores informales que ofrecen diferentes tipos de productos, artistas locales y extranjeros o personas que se aprovechan del buen corazón de los caleños para pedir plata en los buses del MIO, se han convertido en un dolor de cabeza y en una incomodidad para quienes hacemos uso de este medio de transporte.

Hace unos días, mientras me encontraba esperando un bus en la estación Refugio, fui testigo del enfrentamiento entre varios de estos vendedores, al parecer porque uno de ellos se encontraba invadiéndole la zona de otro.

A este desalentador panorama, se suma la ola de venezolanos que llegaron a Cali en busca de mejores oportunidades encontrando en los buses del MIO la manera de subsistir vendiendo empanadas y arepas.

Según Metro Cali y su centro de atención al cliente, diariamente reciben un sinnúmero de llamadas de usuarios que se quejan del descontrolado “rebusque” de cerca de tres mil personas que viajan de un lado a otro ofreciendo sus servicios.

Aunque Metro Cali, como ente gestor, ha tomado medidas para reducir esa problemática, no ha sido suficiente y hoy por hoy los ciudadanos nos hemos convertido en el gran enemigo para resolver ese tema, porque comprando productos al interior del sistema y dándole dinero a los dramas humanos estamos incentivando y promoviendo escenarios para la informalidad y la mendicidad.

Los vendedores ambulantes tienen derecho a trabajar pero los pasajeros tenemos derecho a una movilidad segura.

El transporte es un servicio de uso público y existe para transportar personas de manera agradable y no puede convertirse en un mercado persa que genere intranquilidad en el viaje de los ciudadanos.

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