Luis Ángel Muñoz Zúñiga

¿Orates o adictos?

Luis Ángel Muñoz Zúñiga

Era admirable que un paparazzi persiguiera a políticos o a las personas de la farándula y las fotografiara en playas privadas. Recuerdo el éxito de una revista sensacionalista por las fotos íntimas de Jacqueline con Aristóteles Onassis.

También el espionaje para la caída de Richard Nixon con el Watergate. Esos casos de otrora quedaron como recuerdos simples de la cinematografía.

Eso es mínimo comparado con lo que ocurre ahora con el desarrollo de las comunicaciones que vuelve virales casos bochornosos, como el protagonizado esta semana por dos reconocidos bailarines de salsa.

En tales ofensas mutuas, lo reprochable es que haya voyeristas y morbosos que celebren la violación del derecho a la intimidad, que, si no fue causada por una chuzada, alguno de los mismos protagonistas decidió publicarlo.

Se llega al colmo con el bochinche que hay quien prefiera filmar el momento de peligro de una persona, sin mejor hacer algo para socorrerla.

Es inadmisible que estos días cuando los estudiantes reciben sus clases virtuales sincrónicas, el bochinche vuelva lento el internet por saturación con desocupados.

No sólo se afecta el medio ambiente atentando contra la ecología, sino también llenando de basura las redes sociales.

Nos sorprende que los orates coman desperdicios de los tarros, pero no la cantidad de basura que consumimos en las redes sociales. Mientras los orates no indigestan con los desechos, nosotros invalidamos el cerebro y vaciamos nuestro espíritu por darle cabida a la basura que consumimos en las redes.

No hay diferencia entre el tiempo errante de un orate y el que gastamos con nuestra adicción virtual.

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