Durante siglos, los negros han sido excluidos de diversos procesos que convergen en la sociedad, ya sean económicos, sociales, culturales, castrenses, políticos e incluso religiosos.
En este último ámbito, solo a finales del siglo XX se comenzó a ver un cambio.
Antes era excepcional encontrar un sacerdote negro y aún más improbable que tuviera jerarquía dentro de la Iglesia.
Esta situación empezó a transformarse con la proliferación de iglesias cristianas, donde la mayoría de los feligreses eran negros.
Ante la estampida de miles de católicos que se convertían al cristianismo, el Vaticano, preocupado por esta pérdida de fieles, flexibilizó los requisitos de ingreso al seminario y permitió una mayor inclusión de sacerdotes negros.
Situaciones similares han ocurrido en las fuerzas militares.
A la fecha, en Colombia ningún negro ha alcanzado el grado de general de cuatro soles en las Fuerzas Armadas.
En el ámbito político, la exclusión y el racismo han sido igualmente evidentes.
La prueba más contundente es que Juan José Nieto Gil, quien fue presidente en 1861, no recibió reconocimiento oficial hasta el año 2018, durante el gobierno de Juan Manuel Santos.
Esta marginación también se percibe en el campo laboral.
Muchas empresas archivan las hojas de vida de aspirantes negros, especialmente en el sector bancario, sin darles la oportunidad de demostrar su talento.
A pesar de que la esclavitud fue abolida en 1851, aún persisten vestigios de discriminación que limitan las oportunidades de personas negras altamente competentes para acceder a espacios de liderazgo en la vida productiva del país.
Nelson Mandela
Nelson Rolihlahla Mandela nació el 18 de julio de 1918 en la provincia del Cabo Oriental y falleció el 5 de diciembre de 2013 en Johannesburgo.
Fue abogado, activista contra el apartheid, político y filántropo sudafricano.
Presidió el gobierno de su país entre 1994 y 1999, convirtiéndose en el primer mandatario negro en encabezar el Poder Ejecutivo y el primero elegido por sufragio universal en Sudáfrica.
Su gobierno se dedicó a desmontar la estructura social y política heredada del apartheid mediante la lucha contra el racismo institucionalizado, la pobreza y la desigualdad social, promoviendo la reconciliación nacional.
Como nacionalista africano y marxista, presidió el Congreso Nacional Africano (CNA) entre 1991 y 1997.
A nivel internacional, ocupó el cargo de secretario general del Movimiento de Países No Alineados entre 1998 y 2002.
Sin embargo, todas estas dignidades fueron opacadas por su encarcelamiento durante 27 años.
Para los guardias de la prisión, era considerado un preso de categoría D, es decir, peligroso y de poca importancia para la sociedad.
La isla de Robben Island fue la primera prisión donde Nelson Mandela estuvo encarcelado tras dedicar gran parte de su juventud a la lucha contra la supremacía blanca en Sudáfrica, que impuso la política de segregación racial conocida como el apartheid.
Mandela pasó a la historia como un líder resiliente e inquebrantable en su propósito de libertad e inclusión.
Mandela concebía la existencia como un todo, donde las individualidades solo tienen sentido dentro de la comunidad y cuyo fin último es el bienestar común.
Esta filosofía de vida, que él encarnó a la perfección, recibe el nombre de Ubuntu.
Ubuntu es una regla ética o filosofía sudafricana enfocada en la lealtad hacia las personas y en la manera en que se relacionan entre sí.
La palabra proviene de las lenguas zulú y xhosa, y surge del dicho popular: “Umuntu, nigumuntu, nagumuntu”, que en zulú significa: “Una persona es una persona a causa de los demás”.
Hoy, Nelson Mandela es recordado como un hombre negro letrado que fue condenado a cadena perpetua, liberado y posteriormente elegido presidente de Sudáfrica, su país natal.
Comments
Fin de los artículos
No hay más artículos para cargar