Karl Marx fue un personaje de tiempos idos, con una vida complicada, de pobreza por no decir de miseria, casi siempre auxiliado económicamente por su amigo Fredéric Engels, también filósofo alemán, de igual circunstancia ideológica.
Ellos, principalmente Marx, como era lógico, se dedicó a cuestionar a los que creaban empresa, o sea a quienes tenían modo financiero para salir adelante y ayudar a otros.
Igualmente, no le gustaba que mientras unos vivían situaciones difíciles, otros se preocupaban por salir adelante.
Tampoco era partidario, valga la redundancia, de la riqueza en sí, posiblemente por causa de lo que él vivía, lo que, posiblemente, lo volvió resentido.
Esa razón puede ser la causa por la que se crearon foros como los de Sao Paulo y de Puebla, desde donde se imparten instrucciones de “acabar riquezas y que los pueblos deben ser iguales por lo bajo”, es decir, poco les importa que exista gente que se prepara para lograr propósitos loables como prosperar para brindar una vida mejor a sus allegados y a otros a través de la logística empresarial.
Por eso vemos, con estupor, como países reconocidamente de izquierda, por no decir comunistas, viven en un desorden general, dónde solo los que tienen el poder “viven sabroso”.
Algo injusto y terrible, por las condiciones en que sus poblaciones se mueven, pauperizadas y sin futuro seguro.
Ese temor se padece en Colombia, de dónde salen empresarios y compatriotas buscando otra esperanza.
Empezando el actual gobierno, se desdibujó la seguridad y las FF.AA. también y, nos metieron una reforma tributaria, amén de otras, inseguras y temerosas, que de alguna manera han afectado la economía del país, causando incertidumbre por doquier.
Se pretendió meternos otra reforma disfrazada de “ley de financiamiento” que, afortunadamente, se hundió en el Congreso el miércoles anterior, en la que se pretendía imponer nuevos impuestos, incluso contra la inversión y los combustibles, amén de otras que, aparentemente, no eran tan dañinas.
Mientras tanto, no se dice nada, desde el gobierno, de los cincuenta billones como dicen algunos congresistas, guardados en fiducias sin que se sepa para que tienen guardado tanto dinero que puede servir para pagar las deudas de las EPS, por ejemplo, intervenidas con anomalías según Superintendente de Salud, extrañamente, trasladado a otro cargo.
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