Es bien conocido que uno de los postulados de la izquierda, desde que funcionaba como comunismo, es el de gobernar bajo premisas asistencialistas que les permita gobernar sin obstáculos, es decir, sin ricos (empresarios), sin partidos políticos distintos al de ellos y sin intervención externa que no sea aliada ideológica.
Se sabe de opiniones de gobernantes de izquierda, suramericanos y centroamericanos, que sostenían que no se podía permitir que los pobres escalaran a estratos más altos porque se perdía el apoyo electoral y político y, por ende, el poder.
Por tanto, uno de los renglones que más padece bajo dicha ideología, es el del empresariado, afectando gravemente el empleo.
Aprovechando que todavía hay empresa en Colombia, los empresarios pueden prestar un gran servicio social brindando empleo y no dejar el país al garete en ese sentido, creando depresión y rabia.
Hay que hacer ese esfuerzo pese al deseo gubernamental de no permitir la inversión tanto nacional como extranjera, al menos mientras grandes empresas como Ecopetrol y otras parecidas, se extingan por equivocadas medidas del gobierno, infortunadamente.
Con Juan Manuel Santos se hizo realidad el tan promocionado “primer empleo” con la Ley 1420 del 2010, que “buscaba formalizar el mercado laboral y generar escenarios en condiciones favorables para los jóvenes como medio para el difícil acceso al mercado laboral por primera vez.” Paja.
Eso también se congeló en perjuicio de mucha gente, entre los que se cuentan jóvenes graduados de distintas universidades del país, no solo con pregrados y especializaciones, a los que se les exigen experiencia de tres y cuatro años.
Yo como padre sufro eso con un hijo graduado con un 4,6 sobre cinco y con énfasis importante pero, “sin la experiencia requerida” por empresarios o gerentes a los que en su sabiduría macondiana piensan que los seres humanos llegan al mundo desde el vientre de sus madres debidamente experimentados.
Me parece y lo digo con respeto, una estupidez rígida e injusta, pues eso conlleva a que la juventud coja por caminos equivocados.
Es hora que el empresariado se pellizque y no se presten, indirecta o inconscientemente, a crear un desempleo maligno que solo le sirve a quienes gobiernan con ideología o consignas maledicentes para llevar al país a un abismo insondable.
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