El reciente consejo de ministros fue un espectáculo bochornoso.

No por razones políticas, sino por su absoluta falta de organización.

Como gerente con 25 años de experiencia, no puedo evitar analizarlo desde una perspectiva administrativa.

Cualquier estudiante de primer semestre de administración sabe que el éxito de una organización se basa en planear, ejecutar, dirigir y controlar.

Los comités de gerencia son fundamentales para evaluar avances y corregir el rumbo.

Se realizan periódicamente y con mayor frecuencia en momentos críticos.

Sin embargo, lo que vimos en este consejo de ministros fue todo menos una reunión de gestión efectiva.

Un líder debe mantener al equipo alineado, motivado y orientado a resultados.

En cambio, lo que presenciamos fue caos, descoordinación y falta de liderazgo.

Si Colombia fuera una empresa, sus accionistas estarían exigiendo explicaciones y tomando medidas para corregir el rumbo.

Pero aquí, los responsables siguen en sus cargos sin mostrar señales de mejoría.

La administración de un país no se puede manejar con improvisación ni con discursos vacíos.

Requiere método, disciplina y objetivos claros.

No nos arruinaremos por una mala administración, pero sí perderemos tiempo valioso.

En 18 meses tendremos la oportunidad de elegir un nuevo gerente para esta empresa llamada Colombia.

Ojalá esta vez no nos dejemos deslumbrar por quien mejor cuente historias, sino por quien demuestre capacidad de gestión real.

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