¿Cuánto más seguirán descendiendo?

François R. Cavard M.

Cuando muchos creíamos que los fracasados, derrotados y amargados izquierdistas colombianos de todas las pelambres no tenían posibilidad de llegar más bajo en su vileza, infamia y absoluta convicción que las atrocidades cometidas durante su “combinación de todas las formas de lucha” podrán quedar impunes, se nos prueba equivocados; Resulta que no existe límite para sus bajezas morales, de ahí que sigan ilustrando de manera contundente e inobjetable, y desde todas sus esferas de influencia, la esencia repugnante y detestable de su maldita alternativa ideológica.

Considerar, y por ende pretender legalizar, el reclutamiento de menores de edad con fines sexuales y criminales como delitos políticos es asqueroso, es pútrido, es infame, es criminal, carece de asidero en la sensatez, y es claramente violatorio del derecho internacional… Pero lo más repudiable es que quieren hacerlo para beneficiar a veinte enfermos y derrotados ancianos narcoterroristas que no han causado sino daño, muerte, destrucción y dolor.

Los colombianos decentes, los colombianos comprometidos con el ordenamiento legal, los colombianos de bien que respetamos la vida, honra y derechos de los menores de edad, jamás nos sentiremos representados por quienes pretenden administrar justicia cual monarcas de la edad media otorgando patentes de corso a pedófilos, a pederastas, a violadores, a esclavistas, y en general a toda clase de depravados sexuales que autorizaron, promovieron y hasta incurrieron en abuso a menores de edad.

Al paso que vamos y de nosotros permitirlo, podría suceder que el día de mañana a asesinos pervertidos como Garavito y como Uribe Noguera les baste con mostrar su carnet del partido de la flor para salir impunes… ¡¿Así, cuál paz?!

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