Nada más afortunado en Cali que tener quienes lideren procesos socio-culturales con la emoción de niños aventureros, y que muestren reales frutos alejados de la pirotecnia y el ruido ensordecedor y el humo, que se diluye en un dos por tres, sin dejar huella en la gesta cultural de la ciudad.
Y en la ciudad tenemos a Biblioghetto, que dirige el escritor y gestor cultural Gustavo Gutiérrez, quien con la mística que le ha dado la vida de barrio, del quehacer cotidiano y el esfuerzo individual, ha logrado crear un espacio sólido, que hasta el afamado escritor Mario Mendoza ha aplaudido por los resultados obtenidos.
Él, junto a su compañera Zeidy Riveros, quien acaba de compilar relatos en el libro “El barrio de Jey”, son parte de ese entramado cultural que debe potencializarse para tener una ciudad lectora y escritora.
Así mismo, el maestro Orlando Cajamarca, director del teatro Esquina Latina, que acaba de conmemorar cincuenta años de creación, vive lo que hace, palpita en el devenir de la historia, y deja – insisto- una huella más allá del “consumo y el humo”, como dijo el poeta uruguayo Benedetti.
Ahí tiene el alcalde electo Alejandro Eder apuestas comunitarias para fortalecer. Y como ellas hay muchas en el territorio, al que le apostará con tino.
Y como el espacio no da para ampliar, quiero decirles que la película Napoleón ha generado aspaviento en críticos, historiadores, literatos, cinéfilos y público sin rótulo.
Dos horas y veinte minutos para condensar la vida de Napoleón en el cine, puede ser mucho o poco, pero hay que verla. Por lo pronto sugiero las lecturas que de la película han hecho Juan Esteban Constaín y Armando Barona Mesa.
Comments
Fin de los artículos
No hay más artículos para cargar