Cali, noviembre 25 de 2025. Actualizado: martes, noviembre 25, 2025 22:39
La revelación de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estaría preparando una llamada telefónica con Nicolás Maduro agitó aún más un clima ya marcado por la desconfianza y la tensión.
El portal Axios informó que la conversación permanece “en fase de planificación”, pero fuentes de la administración estadounidense confirmaron que la intención del mandatario es hablar directamente con el líder venezolano, pese al deterioro de la relación bilateral.
Un funcionario citado por ese medio afirmó que no existen “operaciones encubiertas previstas por ahora”, aunque dejó claro que ese escenario “no puede descartarse en el futuro”.
La filtración se conoce en medio de reportes internacionales que indican que la presión de Washington sobre Caracas entró en una nueva etapa.
Desde el verano, Estados Unidos mantiene un amplio despliegue militar en el Caribe, una estrategia que combina operaciones navales, presencia disuasiva y maniobras destinadas a incrementar el cerco sobre el Gobierno venezolano.
Sectores de inteligencia consultados por medios estadounidenses describen este movimiento como una muestra de fuerza que busca aumentar la presión política y militar sin avanzar —al menos por ahora— hacia una intervención directa.
En paralelo, el Departamento de Estado anunció recientemente que el llamado Cartel de los Soles fue designado como organización terrorista extranjera (FTO).
Según Washington, esta estructura tendría vínculos con altos mandos militares y con figuras del Gobierno venezolano, incluido Maduro, a quien señalan como uno de los líderes del entramado. Caracas rechazó la acusación y la calificó como una maniobra para justificar una escalada contra el país.
A este panorama se sumó una advertencia emitida por la Administración Federal de Aviación (FAA), que pidió a los vuelos comerciales extremar precauciones al sobrevolar Venezuela y zonas del sur del Caribe ante una “situación potencialmente peligrosa”.
La alerta llevó a varias aerolíneas europeas y americanas a cancelar o modificar rutas, en un contexto de creciente incertidumbre por el aumento de la actividad militar estadounidense.
Este escenario de tensión contrasta con la posibilidad de un diálogo directo entre Trump y Maduro, una conversación que, según fuentes estadounidenses, podría servir para medir los márgenes políticos de cada parte en un momento de fragilidad regional.
Aunque la llamada no está programada, el solo hecho de que la Casa Blanca la considere refleja un cambio táctico: combinar presión máxima con un canal de comunicación abierto, mientras Washington evalúa el riesgo y la viabilidad de una acción mayor en Venezuela.
Por ahora, los analistas coinciden en que una intervención militar directa sigue siendo una posibilidad lejana, pero la combinación de presión militar, designaciones legales y advertencias aéreas muestra que la confrontación entre ambas capitales entró en su fase más sensible en años.
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