Cali, febrero 11 de 2025. Actualizado: lunes, febrero 10, 2025 23:25
En un giro histórico para Siria, el régimen de Bashar al-Assad llegó a su fin luego de la toma de Damasco por grupos rebeldes este 8 de diciembre de 2024.
La dimisión de al-Assad, anunciada por Rusia, simboliza el cierre de un periodo de cinco décadas de dominio por parte de la familia Assad y abre un periodo de incertidumbre para el país árabe.
Desde su ascenso al poder en el año 2000, al-Assad consolidó un régimen autoritario que se intensificó tras las protestas pacíficas de 2011.
Estas manifestaciones dieron paso a una guerra civil que dejó más de medio millón de muertos y desplazó a millones de personas.
Su legado estará marcado por la represión y los devastadores efectos del conflicto interno.
La ofensiva rebelde que culminó con la captura de Damasco fue liderada por diversas facciones, incluidas Hayat Tahrir al-Sham (HTS).
Durante los días previos, los insurgentes avanzaron sobre ciudades clave como Alepo y Homs, debilitando la capacidad de respuesta del gobierno.
Según informes, al-Assad habría abandonado el país hacia Rusia, aunque su paradero exacto sigue sin confirmarse.
La caída del régimen sirio representa un cambio profundo no solo a nivel nacional, sino también en el equilibrio de poder en Medio Oriente.
Rusia e Irán, aliados históricos de Siria, enfrentan ahora una disminución de su influencia en la región.
Este vacío podría ser aprovechado por otras potencias o derivar en conflictos internos entre los grupos que ahora controlan Damasco.
En redes sociales, líderes mundiales y analistas expresaron diversas posturas.
Mientras algunos celebran la salida de al-Assad como una victoria para los derechos humanos, otros alertan sobre los riesgos de un vacío de poder que podría derivar en nuevas luchas entre facciones.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, destacó las implicaciones para la estabilidad mundial, cuestionando el rol de potencias como Estados Unidos, Rusia y China en esta reconfiguración global.
La celebración en las calles de Damasco refleja la esperanza de muchos sirios de un futuro más libre y justo.
Sin embargo, el país enfrenta desafíos monumentales en la reconstrucción de su sistema político y económico.
El camino hacia una transición pacífica dependerá de la capacidad de las nuevas fuerzas políticas para establecer un gobierno inclusivo y de la cooperación internacional para apoyar esta transformación.
Las próximas semanas serán decisivas para el rumbo de Siria.
La comunidad internacional observa con atención cómo evolucionará esta nueva etapa en un país marcado por la resistencia y la lucha por la libertad.
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