Cali, marzo 15 de 2025. Actualizado: sábado, marzo 15, 2025 08:50

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La vida de un jugador dentro y fuera del estadio Pedro Nel Ospina: De la cancha a la docencia

Por: María Echeverry – @camilae28
Valentina Carvajal – @valentina.ch2

La pasión que se comparte en el fútbol se vive dentro y fuera de las canchas, los jugadores que salen a representar a su equipo celebran con sus hinchas las victorias y comparten juntos las derrotas. La vida de un jugador no solo comienza y termina frente al balón; este mundo también abre las puertas para quienes han culminado su paso por el campo.

Pedro Nel Ospina Hurtado nació el 5 de enero de 1945, en Manizales (Caldas), pero vive en Santiago de Cali desde los 5 años. Ha dedicado la mayor parte de su vida a este deporte que le ha dejado orgullo y grandes momentos, que atesora.

Desde pequeño, Pedro recibió motivación para iniciar su carrera futbolística profesional. Su gran impulsor fue Edgar Mallarino, su profesor de educación física en el Instituto Politécnico Municipal. Mallarino fue el fundador de las divisiones menores del club América de Cali, y hasta allí llevó a Pedro Nel.

“Yo quería ser profesor de educación física, por eso me inscribía en los cursos de verano. Pero el fútbol me atrapó, porque era muy cercano a lo que siempre me había gustado”, expresó Ospina.

Su carrera comenzó como centrodelantero en el América, en 1964. Es recordado como un jugador rápido y determinante al enfrentar al equipo rival, “me mandaron a jugar por el lado derecho, aprovechando mi destreza pude defenderme en esa posición. Aunque al principio me costó, al final me pude defender muy bien”, comentó Pedro Nel.

Mientras su carrera profesional fluctuaba entre los partidos y los viajes, su familia lo apoyaba desde casa; aunque fueron momentos difíciles, hoy agradecen al fútbol por las cosas que han logrado. Lida Montes, esposa del exjugador, comenta que “se mantenía mucho tiempo fuera de casa por sus compromisos deportivos, yo he sido muy alejada de estar involucrada en las cosas de él, pero me parecía muy lindo que cuando salía a la calle, la gente lo reconocía”.

A pesar de los contratiempos, hoy sus hijos lo ven como una figura paterna que los apoyó y acompañó en sus vidas, “siempre me ha parecido un padre que nos infunde valores a todos sus hijos, es una persona que siempre quiere que demos ejemplo, que seamos primero buenas personas antes que cualquier otra cosa”, expresó Martín Ospina.

Sus amigos y familiares lo han acompañado durante todo su trayecto, cada uno de ellos guarda el momento favorito de su carrera y la alegría que les ocasionó. Lida cuenta que su momento preferido fue “cuando quedaron subcampeones con el Tolima, me dio mucha alegría porque fue un campeonato muy sufrido, muy bien trabajado, entonces llegar a ese título me dio mucha alegría”.

A Marta Vaca, amiga cercana de Pedro y su familia, le llenan de felicidad esos momentos que pasó en los partidos, “cuando era director técnico de la selección Valle y jugaban figuras como el Tino Asprilla, hubo un partido muy emocionante, la experiencia fue muy agradable, porque precisamente estábamos en las gradas con la familia y compartimos toda esa alegría juntos”.

Su colega y amigo Diego Barragán, quien conoció a Pedro Nel cuando estaba en el América, recordó una de las anotaciones más memorables, “hizo uno de los goles más bonitos que se hayan visto en el Pascual Guerrero, al que era considerado, en esa época, el mejor arquero, por lo menos en Sudamérica, yo considero que era uno de los mejores del mundo, Amadeo Carrizo”.

Una vez finalizada su carrera como jugador, en 1972, debido a una crisis económica de su equipo, el América, Pedro persiguió uno de sus sueños más preciados, la enseñanza en educación física. Inició su profesión en la docencia, hasta que fue solicitado por uno de los entrenadores del América de Cali del momento, el serbio Vilic Simo, para dirigir las divisiones menores por un tiempo. Al finalizar se centró en su trabajo como profesor en el colegio Antonio José Camacho, pero de nuevo, tuvo que poner en pausa esto en 1979, pues fue contactado para ser el director técnico del América de Cali.

Hoy, a los 76 años de edad, Pedro Nel Ospina descansa en su hogar en compañía de su familia, aún se anima a participar en los proyectos de la comunidad, donde continúa su enseñanza con los más jóvenes, “lo que más extraño es el calor humano y disfrutar de la alegría de los niños, por una jugada buena, por un triunfo logrado y saber entenderlos cuando perdían, compartir con ellos, es la mayor recompensa que se puede tener”, finalizó.

El jugador y técnico de fútbol: aprendizajes, enseñanzas y experiencias

Una vez terminada su carrera como jugador, Pedro Nel continua con el deseo latente de enseñar, camino que lo llevaría a la educación en las instituciones, a ser director técnico y mentor de numerosos deportistas.

¿Cómo fue su experiencia en la capacitación de la AFA en Argentina?

Fue algo que ni yo pensaba que iba a ser, fue algo mucho más profundo, porque la metodología y pedagogía del fútbol es un campo muy abierto. Ver clases de sociología, historia del deporte a través del tiempo, enseñar, cómo darle manejo a las situaciones, me hicieron cambiar la mentalidad respecto a lo que yo pensaba del fútbol como jugador y regresé pensando en el fútbol como entrenador. No solo es pegarle a un balón, jugar, ganar, sino hacer del fútbol, además de diversión, una profesión y ayudarle a los jóvenes a que empiecen a pensar de una manera diferente.

¿Cómo se sintió siendo director técnico de diferentes equipos?

Es importante estar capacitado como entrenador, como técnico, en la parte social y humana del jugador, entender que si no se hace un seguimiento en la formación humana del jugador en su vida privada, muy difícilmente podrá entender sus reacciones en la cancha y otras cosas. Es decir, si uno no conoce al jugador que dirige, al ser humano que dirige, uno no va a poder explotarlo y ponerlo a que rinda un 100%. Gracias a este aprendizaje pude ejercer la profesión de buena manera.

¿Cómo se convirtió en el director técnico del América?

Cuando empecé a estudiar, a hacer los cursos de verano, entre otros, los directivos se dieron cuenta de que había sacado campeón a la selección Salomia. Cuando dejé el fútbol, seguí trabajando con los jugadores de Salomia. Vilic Simo les preguntó por mí, ellos tomaron la decisión de ofrecerme el contrato, así fue ese proceso, me sirvió mucho y me llamaba la atención porque veía la oportunidad de ayudar a muchos jugadores que se perdían por no tener quién los aconsejara.

¿Cómo fue la creación de la escuela de fútbol ‘Colombia 86’?

Yo ya había ido a Argentina, donde pude investigar y conocer los procesos, cómo funcionaban las divisiones menores de cada equipo; aprendí cómo enseñar, qué metodología hay que utilizar para que esos niños entiendan y puedan desarrollarlo, mucha repetición, muchos juegos, eso para mí fue fundamental.

Los sábados por la mañana tenía que ir al Club Tequendama y empezamos a trabajar ahí y a organizarles divisiones menores, el presidente me dijo “ármate un equipo de niños” y empezamos a hacerlo. Cuando se dio la posibilidad que Colombia hiciera el Mundial de Fútbol de 1986, Armando Echeverry dijo, “pongámosle Colombia 86”. El resultado de eso fue creciendo bastante rápido y llegó un momento en que la ciudad sabía qué era la escuela, porque era un fenómeno social que causó gran impacto en la ciudad. Yo vivo muy orgulloso de quienes pasaron por la escuela, no solo porque los ayudé a formar, sino por las personas que son.

Entre 2012 y 2019 trabajó con la Secretaría de Deportes del Valle, y también con la alcaldía de Cali, con jóvenes y niños del barrio El Limonar. ¿Cómo fue esta experiencia?

Los niños empezaron a buscarme para que los entrenara, me acordé de mi Colombia 86 y empecé a recobrar esos procesos. La experiencia fue muy buena, después llegó un político que es muy colaborador, Oscar Eduardo Vivas, me pidió la hoja de vida para contemplar la posibilidad de vincularme a la Secretaría de Deportes, continuando con la misma dinámica de los grupos de acá, pero mejor remunerado. Trabajé hasta el 2019 que llegó la pandemia. Este año me pidieron la hoja de vida, pero por razones de salud, tuve que rechazar la oportunidad.

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