Cali, noviembre 6 de 2025. Actualizado: jueves, noviembre 6, 2025 11:54
La Semana Santa, una de las festividades más importantes para la comunidad cristiana, se caracteriza por ser un período de reflexión, penitencia y conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Sin embargo, en muchos lugares del mundo, esta celebración está acompañada de una amalgama de tradiciones, creencias y prácticas que van más allá del ámbito religioso, adentrándose en lo místico y lo mágico.
La respuesta no es simple, ya que involucra una variedad de factores culturales, sociales y religiosos que varían según la región.
Sin embargo, es innegable que en algunas comunidades la Semana Santa se convierte en un momento propicio para la práctica de rituales paganos, el uso de amuletos y la consulta a brujos y videntes.
Una de las razones detrás de este fenómeno puede ser la convergencia de diferentes tradiciones y creencias en un mismo período de tiempo.
En muchos lugares, la Semana Santa coincide con antiguas festividades paganas que celebraban el equinoccio de primavera y el renacimiento de la naturaleza.
Estas festividades pre-cristianas aún perviven en la memoria colectiva y se entrelazan con las celebraciones religiosas, dando lugar a una mezcla única de lo sagrado y lo profano.
Además, la Semana Santa es vista por algunos como un momento de gran poder espiritual, en el que se abren portales entre el mundo terrenal y el mundo espiritual.
Esta percepción alimenta la creencia en la efectividad de ciertos rituales mágicos y la búsqueda de protección o guía por parte de aquellos que recurren a la brujería.
Por otro lado, el aumento de la brujería durante la Semana Santa también puede atribuirse a motivos más pragmáticos.
En algunas comunidades, especialmente en zonas rurales o con fuertes tradiciones folclóricas, los rituales mágicos forman parte integral de la vida cotidiana y son vistos como una herramienta para enfrentar problemas o adversidades.
Sin embargo, es importante no generalizar ni estigmatizar estas prácticas. La brujería, al igual que cualquier otra forma de religión o espiritualidad, es parte del rico y diverso tejido cultural de la humanidad.
Si bien puede ser motivo de controversia o incomodidad para algunos, para otros es una fuente legítima de consuelo, sanación y conexión con lo trascendente.
En última instancia, el aumento de la brujería durante la Semana Santa refleja la complejidad y la riqueza de nuestras tradiciones y creencias.
Más allá de las diferencias individuales, es importante cultivar el respeto y la tolerancia hacia las prácticas espirituales de los demás, reconociendo que cada persona busca su propio camino hacia lo sagrado, ya sea a través de la religión organizada, la brujería o cualquier otra forma de expresión espiritual.
*Este artículo fue elaborado por un periodista del Diario Occidente usando herramientas de inteligencia artificial.
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