Gustavo Álvarez Gardeazábal

La crónica de Gardeazábal

El manzano se pudrió todo

Gustavo Alvarez Gardeazábal

Mientras el país contempla el grotesco espectáculo permitido absurdamente por el gobernante de ver enfrentados, sacándose los trapitos al sol, a los dos más altos generales de la Policía, en un juicio que pudo haberse cortado por lo sano si existiera mando reconocido y efectivo desde la Casa de Nariño. Mientras el país confía en que los límites de la mesura se defenderán en este diciembre de pandemia por parte de la gendarmería nacional que encarna el cuerpo uniformado de más de 200 mil servidores.

Mientras miles de familias colombianas siguen creyendo que la Policía es la policía del sargento Torres de nuestra infancia,los medios ,para no perder la pauta publicitaria del gobernante,tratan de echarle tierra a la asustadora noticia de que en Cali se desbarató una banda de apartamenteros de los cuales 16,sí 16 no exagero, eran policías activos.

No se trata esta vez de manzanas podridas. Es el palo de manzano el que se pudrió todo. 16 policías convertidos agrupadamente en ladrones generan un automático y creciente oleaje de desconfianza sobre la Policía Nacional. Haber dejado permitir que eso sucediera es responsabilidad de los actuales comandantes, por no tener dominio sobre la tropa que mandan, por no poseer filtros para identificar actuaciones anómalas ,pero sobre todo por usar hasta el abuso la teoría de que para ejercer el mando resulta mejor dejar hacer, dejar pasar.

Pero también es responsabilidad de muchos más. De gobernantes y generales, que toleraron y muchas veces alentaron una estúpida división en la Policía en dos bandos para dizque tenerla controlada.Llevamos 35 años oyendo y sintiendo que la Policía se mueve por la batalla sorda entre los partidarios y los enemigos del director de turno y mientras tanto el grueso de la tropa ha ido convirtiendo su ejercicio en una opción cada vez más rentable,tarifando la aplicación del orden a la medida del ciudadano vivo ,o del explotado que negocia la permisividad o el perdón por las infracciones o delitos cometidos.

Si el manzano está podrido y el del magazín de televisión de las 6 de la tarde no es capaz de zarandearlo para que caigan todas las manzanas podridas y someterlo a un tratamiento desinfectante poderoso,pues no queda más que serruchar el tronco putrefacto y sembrar otro manzano,lo que,como van las cosas le corresponderá proponer a los candidatos presidenciales en ciernes para que lo refrendamos todos con el voto por aquél que proponga de verdad una nueva Policía.

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