Cali, marzo 26 de 2025. Actualizado: miércoles, marzo 26, 2025 21:24
El dólar llegó este miércoles, 19 de octubre, a $4.840. Si bien hay un fenómeno global de devaluación de casi todas las monedas frente a la divisa estadounidense, el peso colombiano es el que más está cayendo.
Mientras la libra esterlina cayó -9,47 %, el peso chileno, -7,63 %, y el sol peruano, -6,84 %, la devaluación de nuestra moneda es de -18,21 %; quiere decir lo anterior que, además de los efectos externos, en el caso de Colombia hay factores internos que agravan la situación.
Esos factores son las salidas en falso del presidente Gustavo Petro y varios de sus ministros, como Irene Vélez, de Minas y Energía, y Gloria Inés Ramírez, de Trabajo, que crearon una situación de pánico económico que, lamentablemente, siguen alimentando.
Sólo unas horas después de que el ministro de Hacienda, Antonio José Ocampo, desvirtuara anuncios hechos por sus compañeros de gobierno, como los impuestos a los capitales golondrina, la no exploración y explotación de petróleos y el control de precios, que llenaron de incertidumbre los mercados y provocaron el alza del dólar frente al peso, el presidente de la República salió a culpar a Estados Unidos de la devaluación del peso y de los problemas que afrontan varias economías, entre ellas la colombiana.
Las palabras de Petro, que seguramente serán aplaudidas por sus fanáticos, inevitablemente aumentarán la desconfianza de los mercados internacionales frente a nuestro país, pues confirman que gran parte del problema de la devaluación del peso lo genera un gobierno que no es consciente de ello.
Los anuncios descoordinados, sin medir el impacto de lo que se dice, dan una sensación de descoordinación que preocupa y que sumada a una reforma tributaria que puede hacer inviables muchas actividades productivas, aumenta el temor financiero con el que el mundo está viendo a Colombia.
En medio de una crisis inflacionaria mundial, nuestro gobierno, contrario a tomar medidas para suavizarla, hace todo por agravarla y trata de culpar a otros, es como si en medio de una tormenta en altamar el capitán de un barco ordena taladrar el casco del navío.
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