Rosa María Agudelo

Mi casa ya

Rosa María Agudelo

Los ajustes propuestos al programa Mi Casa Ya impactarán negativamente a departamentos como el Valle.

La manera en que se asignarán los subsidios reducirá a la mitad los asignados.

Cali, Buenaventura, Tuluá y Buga seguramente se quedarán sin cupos.

Camacol estima que, en ese orden de ideas, la oferta de vivienda se reducirá a la mitad, volviendo a niveles de hace 10 años.

La nueva política del gobierno desconoce la realidad de las familias pobres de ciudades como Cali, que llegaron desplazadas, que se asentaron, se arraigaron y necesitan soluciones de vivienda.

Pareciera que quien se está inventando la nueva política de vivienda no ha recorrido las invasiones de nuestra ciudad o las zonas vulnerables de Buenaventura.

Lo grave es que el impacto no solo lo sufrirán las familias que no tendrán vivienda propia en nuestro departamento.

La construcción genera en el Valle 300 mil empleos directos e indirectos, empleos que ya empiezan a perderse.

Los cambios en el mecanismo tiene frenada la entrega de 34.000 viviendas y suspendido el inicio de nuevas obras.

La construcción ha sido un sector usado como anticíclico en momentos de crisis económicas. No se entiende porqué un gobierno genera una crisis en momentos de incertidumbre macroeconómica global.

¿Qué está pidiendo el gremio? Un cambio gradual que no los paralice, una transición que beneficie a los compradores y que no ponga en riesgo a los trabajadores.

Como ciudadana también pediría que las nuevas formas de asignación de subsidios siga siendo objetiva y no política.

Amarrar los subsidios a la encuesta del Sisben y a postulaciones ante el Ministerio convierte el dedo de los políticos en un determinante. ¿Es eso un cambio positivo?

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