Umberto Valverde

La encrucijada de Cali

Umberto Valverde

Cali no es Medellín, no somos una ciudad industrial ni manufacturera. Medellín cumplió un mes sin un solo muerto por coronavirus. Cali no fue controlada debidamente y el oriente de nuestra ciudad impuso su forma de ser, es decir, no respetan la ley ni las normas y se consideran un territorio autónomo.

Extrañamente en el Plan de Desarrollo de Cali no quedó incluida la salsa como una alternativa cultural y económica. Afirman quienes fueron a los debates que los asesores del alcalde Ospina consideran la salsa como una expresión pasada de tiempo.

Sin embargo, como una enorme contradicción, el mismo alcalde Ospina ha hecho conversatorios, debates y declaraciones en radio, prensa, televisión y redes sociales aceptando que la economía de Cali se fundamenta en la prestación de servicios turísticos, básicamente relacionados con la salsa, entendiendo que hay un cluster conformado por discotecas, bares, restaurantes, museos, escuelas de salsa, orquestas, grupos musicales de diferentes tendencias, que están soportados por empresas de logística y organización de eventos, que lamentablemente desarrollan sus actividades de manera informal, motivo por el cual esta crisis los afectó gravemente.

Ante esta situación el señor alcalde ha expresado por medios periodísticos locales y redes sociales que desea colaborar para evitar la quiebra de nuestra ciudad. Ya se han cerrado más de 10 discotecas legendarias, entre ellas Salsa, que fue más conocida en su etapa de Village Game. Se conformaron comités intersectoriales, los gremios se han expresado, han gritado su momento, los actores hablan, pero nada se ha concretado todavía.

No veo clara la situación de Cali, una economía informal que no aparece en los subsidios del gobierno central y unas finanzas de ciudad quebradas por el alcalde anterior, que nadie quiso denunciar. Una encrucijada.

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