Cien años después de haber sido aprobado el derecho al voto en norteamérica, se marcó un hito histórico en el reciente proceso electoral, para el empoderamiento político de la mujer en ese país. El 7 de noviembre fue elegida la primera mujer vicepresidente de los Estados Unidos de América y por primera vez, el Congreso estará conformado por una cifra récord de 132 mujeres, cerca del 25% del total de las curules de este parlamento.
Las contiendas electorales, donde la mujer alcanza con pulso y esfuerzo espacios de liderazgo, originan manifestaciones de satisfacción y son catalogados como logros transformadores de la sociedad en todo el mundo. Sin embargo, es bueno preguntarnos, ¿Cuál es la novedad?, ¿Qué sea mujer?, ¿Qué sea una mujer vicepresidente? ¿Por qué nos sorprende? En pleno siglo XXI y luego de tantos años de lucha por el reconocimiento de los derechos de las mujeres, no debería asombrarnos verlas en cargos de elección popular, direcciones, jefaturas o líderes de procesos.
En Colombia, hemos sido ejemplo del reconocimiento y liderazgo de la mujer en grandes escenarios políticos como Marta Lucía Ramírez, vicepresidenta de la República; recientemente Dilian Francisca Toro, como la nueva presidenta única del Partido Social de la Unidad Nacional; Clara Luz Roldán, en la Gobernación del Valle del Cauca; Bogotá con su Alcaldesa Claudia López y Virna Johnson en la Alcaldía de Santa Marta. En esa lista debemos también enunciar las directoras de instituciones públicas y privadas, empresarias, las rectoras de colegios y escuelas, las lideresas campesinas, las profesoras y demás mujeres que construyen democracia desde todos los rincones de nuestro país.
Ahora bien, convengamos en que los Estados Unidos le dieron una lección democrática al mundo, como bien afirmó la Vicepresidenta Harris en su discurso de posesión, “La democracia es tan fuerte como nuestra capacidad para luchar por ella”. Es decir, nos demostraron que si todos nos involucramos como ciudadanos en la toma de decisiones tenemos el poder de construir un mejor futuro.
No cabe duda que a pesar de estos logros, aún falta un largo recorrido para llegar a la igualdad política en nuestro país y en el mundo. Es necesario trabajar decididamente en el refuerzo de las acciones que garanticen una mayor participación de las mujeres, para que Colombia nos entregue las oportunidades que nos merecemos.
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