Las festividades decembrinas y de año nuevo dejaron cifras alarmantes de colombianos lesionados con pólvora. Un total de 703 personas sufrieron alguna quemadura o lesión por el uso irresponsable de elementos pirotécnicos; de estos, 243 fueron niños. Lo más triste, 6 menores de edad se intoxicaron con fósforo blanco, lamentablemente tres fallecieron y con una cifra de 87 personas lesionadas por pólvora, el Valle del Cauca ocupó el deshonroso primer lugar en el país.
La pólvora no es y no puede ser una tradición cultural en algunas regiones, como lo manifiestan defensores de esta peligrosísima costumbre. Esta triste historia no la podemos seguir repitiendo cada año, asistiendo a un ritual dantesco, donde los quemados se convierten en simples estadísticas de los organismos oficiales y de los medios de comunicación. Como madre me duele ver niños y niñas lesionados por el uso irresponsable de la pólvora; lesiones, que la mayoría de las veces, son para toda la vida, arrastrando consecuencias psicológicas al verse mutilado, desfigurado, incapacitado para ejercer las mínimas funciones vitales, con las que nacemos. Tengo la plena certeza que en la próxima legislatura mis compañeros del Senado continuarán con el estudio de esta importante iniciativa y será ley de la república.
Pero la tarea para evitar más personas lesionadas, va mucho más allá de una ley o restricción de las autoridades. Se hace necesaria la corresponsabilidad de la sociedad en su integralidad, el compromiso de los padres de familia y de los adultos responsables.
Como lo hemos sustentado en el congreso, en las audiencias públicas, en los medios de comunicación, el uso de la pólvora debe estar en manos expertas, personas capacitadas para su correcta manipulación.
*Representante a la Cámara por el Valle del Cauca
Comments
Fin de los artículos
No hay más artículos para cargar