No todos los negros hoy invisibilizados en la historia han dejado un buen legado para la vida de las comunidades emergentes, algunos que han llegado incluso a ser jefes de estado se han convertido en dictadores y en el peor de los casos en genocidas para el exterminio de su propia etnia, el hecho de no tener una formación académica y menos el conocimiento adecuado de la función pública, les ha permitido usar la fuera y medidas coercitivas y represivas para mantenerse en el poder como verdaderos absolutistas, autócratas y déspotas quienes violan la democracia y se perpetúan en el poder a ultranza del daño colateral que pueden dejar a su paso por el poder.
Uno de los factores que desde mi juicio han incidido para estas ocurrencias podría estar relacionado con los amplios espacios de anarquía, marginación y estigmatización a lo cual han estado sometidos los pueblos de la periferia en muchas partes del mundo, ese factor ha determinado y posibilitado que surjan líderes quienes de inicio prometen cambios que la comunidad está esperando para superar la pobreza y otros problemas que le aquejan; es ahí cuando surgen esas figuras con discursos semánticos, muy elocuentes y sobre todo orientan su pensar y sentir a esas calamidades que afectan al constituyente primario, lo que les genera confianza para poder ostentar el poder.
Idi Amin
“Me gusta la carne humana porque es más blanda y salada y el Corán por religión, en un banquete es lo que más extraño cuando estoy fuera de mi país”, decía Idi Amin Dada, el presidente de Uganda de 1971 a 1979”.
Durante sus ocho años de régimen dictatorial, murieron alrededor de 500 mil personas y Uganda quedó sumida en una profunda crisis económica.
Nacido en 1925 en lo que hoy es Uganda, Idi Amin fue un hombre de grandes dimensiones físicas y dotado de una extraordinaria fuerza, que le permitió ganar en 10 ocasiones el campeonato de boxeo de su país en la categoría de pesos pesados. Sin embargo, no cursó estudios y era prácticamente analfabeto o iletrado cuando a los 20 años se enroló en el Ejército británico, en el que prestó servicios en el Cuarto Regimiento de Fusileros Reales de África.
Luego fue policía en Kenia durante un tiempo, hasta que, al proclamarse la independencia de Uganda en 1962, se trasladó a ese país, donde ingresó en el Ejército. En 1964 alcanzó el grado de coronel y dos años más tarde fue nombrado jefe adjunto de las Fuerzas Armadas Ugandesas. A mediados de 1966, ya al frente del Ejército, Idi Amin colaboró con el entonces primer ministro, Milton Obote, en la caída del rey Mutesa II y participó en el asalto, saqueo y quema del Palacio de Kampala.
La intervención armada cobró la vida a 15.000 personas de la etnia buganda, uno de los cuatro reinos en torno a los que se había articulado el naciente país. El primer ministro Obote asumió todos los poderes, derogó la Constitución existente y, para imponer su régimen, se apoyó en Idi Amín, a quien en 1967 ascendió a general de brigada y le entregó el mando de los tres Ejércitos.
Daba muestras de ser un soldado despiadado. Sus superiores estuvieron a punto de llevarlo a un consejo de guerra por las atrocidades que cometía con los prisioneros: les metía pañuelos en la garganta hasta ahogarlos, los sometía a castigos inhumanos y a muchos les amputó los órganos sexuales.
En 1968 Amin fue designado comandante y jefe del Ejército ugandés, pero, poco después, Obote comenzó a desconfiar de él y a temer que le expulsara del poder, lo que sucedió el 25 de enero de 1971, cuando Amin aprovechó la ausencia de Obote, quien estaba en Singapur, para dar un cruento golpe de Estado con el que inauguró un régimen de terror y excentricidades como presidente de Uganda
Durante el régimen de Amin el país africano estuvo sometido al terror, la miseria y enfermedades como el sida que mató a miles de personas.
Los últimos 20 años los vivió en Arabia Saudita donde murió a los 78 años
Hoy este país es noticia mundial por el hallazgo del yacimiento de oro más grande del mundo con 31 millones de toneladas del preciado metal, lo cual seguramente no será la solución al problema económico de Uganda porque seguramente bajará el precio del preciado metal y llegarán multinacionales para su explotación.
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