Definitivamente, ese término, esa disculpa, esa excusa, no ha calado en la opinión pública. La mayoría del país quiere que Gustavo Petro termine su inverosímil período presidencial, pese al desespero nacional que cunde por todos lados.
Es lo más aconsejable, pues eso permitiría evaluar la forma en que gobiernan desde la izquierda, no solo en Latinoamérica sino también en algunos otros países del planeta tierra. No es un golpe blando ni duro los que van a victimizar a un gobernante que prometió un cambio que no se cumplió.
Al contrario, acrecentó los problemas sociales, distorsionó el funcionamiento de la Cosa Pública con proyectos que, en vez de mejorar, empeoraron.
Veamos: prometió, siendo tal vez lo más fundamental, una educación gratuita y condonar las deudas del Icetex. Ni lo uno ni lo otro.
Al contrario, se aplica la educación pública adoctrinadora aprovechando que el sindicato más fuerte en ese aspecto, es gobiernista. Y las deudas no solo no se condonaron sino que desaparecen al organismo encargado de contribuir a que los pobres pudieran educarse en niveles superiores través de préstamos estatales.
Se amenazó al sector financiero que, inteligentemente, acordó con el gobierno facilitar un poco más de 50 billones de pesos para que se utilizaran en mejoramientos sociales. De eso no se conoce nada. Se prometió acabar la corrupción pero, un sofisma, pues empezando por la “mermelada”, antigua y actual, siguió igual.
El secuestro, la extorsión, el hurto y las miles de nuevas hectáreas de cultivos ilícitos, siguen causando preocupación nacional e internacional. Y ni que decir de las pretendidas reformas tributarias, una que se aprobó y otra que se “hundió”. La primera que afectó a empresarios ( proveedores del empleo) y la segunda que hubiese afectado gravemente a la clase media y, de rebote, a los pobres.
La salud ni se diga. Ya están muriendo pacientes por pésima atención médica y falta de medicamentos. Están logrando acabar con las EPS, como lo prometió la exministra Corcho.
En fin, el país, más inseguro y violento, sigue desarrollando su cotidianidad, aparentemente, de manera normal, esperando, de alguna manera, que venga un mejor porvenir.
Dios quiera que esta navidad sea, al estilo latino, en familia, grandiosa, pese a la incertidumbre. Gracias Rosa María, gracias Mauricio, gracias a todos los que siguen adelante con este hermoso trabajo de la información en “OCCIDENTE”.
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