Mario Germán Fernández De Soto

El derecho a la solución

Mario Germán Fernández De Soto

Tanto el trabajador más humilde, al igual que el empresario más connotado, tienen derecho a que en el país se resuelva algo que la mayoría está sintiendo como “insoluble”: Un paro de nunca acabar.

Las grandes desigualdades sociales, la falta de oportunidades para ciertos sectores de la sociedad, que tal parece que nunca fueron escuchados. La brecha entre los que nada tienen y entre quienes trabajaron duro, también con dificultades y necesidades, logrando forjar un capital de trabajo y algunos que se convirtieron en sólidos empresarios, no puede ser la excusa ni del vandalismo ni mucho menos de actos terroristas como atentar contra una estación de policía, un sistema de transporte masivo o una sede para administrar justicia.

Lo que quiero decir es que esta sociedad, conformada por todos, tiene derecho a una solución pronta y eficaz, y los llamados organizadores del “paro nacional” saben que cada día transcurrido es una razón más para negociar en beneficio de los más humildes.

Ahora bien, el gobierno nacional también debe asumir su responsabilidad institucional actuando con diligencia, y debe hacerlo sin dilaciones, para evitar lesionar aún más el tejido social y empresarial, porque lo que está por definirse es la capacidad resolutiva de la dinámica de la estructura socioeconómica, empresarial y fiscal de la nación.

No podemos quedarnos sin empresas, sin contribuyentes y, mucho menos, sin asociados a un estado de derecho que proteja sus legítimos intereses en materia de salud, educación, justicia, seguridad social y sobretodo sin un “pedazo de patria” que lo haga sentirse orgulloso de ser un ciudadano colombiano que anhela legítimamente tener oportunidades para su familia, generadoras de cambio y, por supuesto, brindar igualmente, seguridad jurídica para aquellos con capital de trabajo bien forjado que siguen confiando en un Estado que proteja a todos sus connacionales a partir del pleno ejercicio de sus derechos fundamentales, entre ellos el del derecho a la solución para seguir trabajando libre, seguro y en paz.

Los negociadores tienen la palabra.

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