Cali, febrero 11 de 2025. Actualizado: lunes, febrero 10, 2025 22:18
En una reciente ceremonia en Uruguay, el presidente Gustavo Petro causó controversia al intentar exhibir una bandera del M-19. Esto ocurrió durante la condecoración del expresidente uruguayo Pepe Mujica con la Gran Cruz de Boyacá, la más alta distinción otorgada por Colombia.
Durante el acto, Petro desplegó la bandera del M-19, movimiento guerrillero al que perteneció en su juventud.
Este gesto generó críticas inmediatas en Colombia, donde fue percibido por algunos sectores como una apología al grupo insurgente.
La situación se tornó aún más polémica cuando Laura Sarabia, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia, aparentemente, le pidió al mandatario que guardara la bandera.
La reacción en redes sociales no se hizo esperar, con miles de comentarios rechazando la acción. Sin embargo, la historia detrás del gesto añade una capa de complejidad.
En Uruguay, el Presidente @petrogustavo condecoró con la Cruz de Boyacá, la máxima condecoración colombiana, al expresidente y líder Pepe Mujica.
Este es un reconocimiento por su lucha y trabajo para la integración latinoamericana.
El #GobiernoDelCambio reconoce a Pepe por su… pic.twitter.com/wgi3P31uZj
— Presidencia Colombia 🇨🇴 (@infopresidencia) December 5, 2024
Según reportes de medios nacionales, el propio Mujica habría solicitado que se desplegaran las banderas de las guerrillas en las que ambos militaron: el M-19 y el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros. Incluso, se habría planteado incluir los himnos de estos grupos desmovilizados como parte del evento.
Petro, en el decreto de condecoración, destacó a Mujica como un símbolo de resistencia democrática en América Latina, defendiendo que su legado merece ser exaltado.
Aunque el acto tuvo un contexto específico, su repercusión en Colombia refleja las profundas divisiones sobre el pasado guerrillero de Petro. Mientras algunos ven este gesto como un tributo a la reconciliación y resistencia, otros lo perciben como una exaltación de un pasado conflictivo.
Las imágenes del momento continúan circulando en redes, alimentando el debate público sobre la simbología y los mensajes enviados desde la presidencia de Colombia.
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