Cali, febrero 17 de 2025. Actualizado: sábado, febrero 15, 2025 00:00
En la era digital, las redes sociales han transformado la manera en que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos.
Entre los elementos más populares se encuentran los filtros, herramientas que permiten modificar nuestra apariencia en fotos y videos.
Aunque pueden parecer inofensivos, su uso excesivo está generando efectos psicológicos significativos.
Los filtros crean una versión idealizada de la apariencia física. Al suavizar la piel, cambiar la forma del rostro o incluso modificar los colores de los ojos, estas herramientas presentan una imagen de perfección que rara vez se corresponde con la realidad.
Esto puede llevar a un fenómeno conocido como “dismorfia filtrada”, donde las personas comienzan a verse a sí mismas como inadecuadas o menos atractivas sin el uso de filtros.
Según estudios recientes, la exposición constante a estas imágenes retocadas puede fomentar la inseguridad corporal, especialmente en adolescentes y jóvenes adultos.
Esta presión por cumplir con estándares irreales de belleza puede desencadenar trastornos de autoestima y, en casos graves, problemas como la ansiedad o la depresión.
Otro efecto psicológico importante es la tendencia a la comparación social. Las redes sociales suelen mostrar una versión altamente editada y curada de la vida de los demás, lo que puede hacernos sentir que no estamos a la altura.
Los filtros intensifican esta dinámica al crear un estándar visual casi imposible de alcanzar, alimentando sentimientos de inferioridad y envidia.
Las personas que usan filtros con frecuencia también pueden desarrollar una desconexión entre su apariencia real y la proyectada en línea.
Esto puede hacer que eviten mostrarse sin filtros, incluso en interacciones fuera de las redes sociales, afectando su confianza en la vida diaria.
No todo sobre los filtros es negativo. En algunos casos, pueden ser herramientas de autoexpresión y creatividad, permitiendo a los usuarios explorar diferentes estilos o transmitir emociones específicas.
Sin embargo, es crucial mantener un equilibrio y no depender de ellos para validar nuestra autoestima.
– Establece límites: Evita usar filtros en todas tus publicaciones. De vez en cuando, muestra tu apariencia real para fomentar la aceptación personal.
– Sigue cuentas reales: Llena tu feed con contenido auténtico que promueva la diversidad y la autoaceptación.
– Practica el autocuidado: Refuerza tu confianza con actividades que te hagan sentir bien contigo mismo, fuera del ámbito digital.
– Habla con un profesional: Si notas que los filtros están afectando tu salud mental, no dudes en buscar ayuda psicológica.
El uso de filtros en redes sociales puede ser una herramienta divertida y creativa, pero también puede tener un impacto profundo en nuestra salud mental si no se maneja con cuidado.
Es importante ser conscientes de cómo estas herramientas moldean nuestra percepción de nosotros mismos y de los demás.
La clave está en mantener un enfoque equilibrado que priorice la autenticidad y el bienestar emocional.
*Este artículo fue elaborado por un periodista del Diario Occidente usando herramientas de inteligencia artificial.
Fin de los artículos
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