Maquillarse es una práctica milenaria, introducida por culturas de la antigüedad, que ha sido objeto de diferentes estudios a través de los cuales se ha analizado su impacto. Estos análisis han concluido que el uso de los cosméticos trae beneficios que van más allá de lo estético.

Maquillarse eleva la autoestima porque resalta los mejores rasgos y, al mismo tiempo, disimula aquellos con los que la persona no se siente tan cómoda, esto le permite ganar seguridad y sentirse mejor con su apariencia.

El maquillaje permite, por ejemplo, que una persona a la que sus ojos le gustan mucho, potencialice esa belleza aplicando los cosméticos indicados o, por ejemplo, lucir unos labios más gruesos y provocativos, en caso de que no los tenga.

Salud mental

Además de realzar la belleza y corregir las imperfecciones, el maquillaje trae beneficios que van más allá de los estético y que tienen que ver con la salud mental.

Según los resultados de una investigación de la Universidad de Chiba, en Japón, la rutina del maquillaje fortalece la mente.

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Según la investigación, maquillarse siempre a la misma hora crea un hábito que ayuda a prevenir la demencia senil.

Fuerza

Pero allí no terminan los beneficios de maquillarse. Según esta misma investigación, cuando las mujeres aplican productos cosméticos en su rostro, también fortalecen la fuerza muscular en sus hombros y brazos.

El ejercicio que se hace al masajear el rostro y también la fuerza que se aplica al tapar y destapar frascos genera una actividad física que fortalece el aspecto físico.

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