Hace tres años, Juliana Narváez asumió la gerencia del centro comercial Ocean Mall en Santa Marta con una meta clara: reconectar el espacio con la identidad samaria.

Desde entonces, lidera una transformación que va mucho más allá de lo estético. Su gestión ha convertido al centro comercial en un punto de encuentro con propósito, donde la sostenibilidad, la inclusión y el sentido de comunidad son protagonistas.

Hablamos con ella sobre el desarrollo del centro comercial y los ejes de desarrollo del mismo:

¿Cómo ha sido el proceso de transformación del Ocean Mall desde que asumió la gerencia?

Yo llegué al centro comercial hace tres años con una visión diferente: hacerle entender al samario que este es un centro comercial de y para los samarios.

Ocean Mall es el más cercano a todos, está en el corazón de la ciudad, pero nunca había tenido un cambio en nada, ni en infraestructura, ni en imagen.

Su identidad no conectaba con la idiosincrasia local ni con lo que realmente ofrecíamos, así que empezamos a transformarlo.

¿Cómo lograron darle una identidad que refleje ese espíritu samario?

El nombre “Ocean Mall” pedía a gritos una conexión con el mar. Creamos nuestra heroína oceánica, una tortuguita Carey rescatada por amigos del centro comercial.

La historia cuenta que, tras ser salvada de un pitillo que tenía en la nariz, decidió quedarse en el centro comercial para enseñar a los niños sobre el cuidado de la fauna y flora marina.

Gracias a ella nació la Semana de los Océanos, que realizamos en junio junto a aliados como Ladimar y el Centro de Vida Marino, con actividades gratuitas para niños.

Además de lo ambiental, han impulsado varios proyectos sociales. ¿De qué se trata el programa Marea?

Marea es nuestro gran paraguas social. Tiene varios ejes: el comunitario, el verde y el de inclusión. En el comunitario está Amigos de Películas, donde llevamos cada mes a los abuelitos del asilo de Santa Marta al cine. Es un espacio intergeneracional muy lindo.

En el eje verde, instalamos el primer contenedor de recolección de botellas PET hecho 100% con material reciclado del mismo centro comercial. Y en el eje de inclusión, hemos desarrollado programas que nos hacen sentir muy orgullosos.

¿Cuáles son esos programas de inclusión que han implementado?

Tenemos Me Muevo Segura, un espacio que creamos junto con la Secretaría de la Mujer para atender a mujeres víctimas de violencia. Allí pueden acceder a atención psicológica y acompañamiento especializado.

También trabajamos con la Fundación Te Apoyamos, que nos ayudó a capacitar al personal administrativo y a los locales para atender a familias con niños neurodivergentes, especialmente con autismo.

Sabemos cómo manejar crisis y ofrecerles un entorno tranquilo. Además, parte de nuestro personal sabe lengua de señas, lo que nos permite atender de forma digna y empática a personas de la comunidad sorda.

En materia de infraestructura, ¿Cuáles son los cambios más notables?

Renovamos completamente la plazoleta gastronómica, con una inversión de más de 1.200 millones de pesos. Queríamos que fuera un espacio de permanencia, no solo de paso. En apenas seis meses, el tráfico aumentó en un 32%.

Ahora estamos transformando una plazoleta externa de 14.000 metros cuadrados para convertirla en un lugar de ferias y eventos.

Santa Marta no tenía una zona urbana que ofreciera ese tipo de espacios seguros para familias y niños, y nosotros queremos ser ese punto de encuentro.

Ocean Mall también ha abierto espacio para emprendedores locales. ¿Cómo funciona ese apoyo?

Tenemos el programa Prueba tu marca aquí, un stand gratuito por 30 días para emprendedores que hayan recibido formación en la Cámara de Comercio o la Secretaría de Desarrollo y Competitividad.

Les damos la oportunidad de probar su producto, validar su mercado y decidir si quieren quedarse. Ya dos marcas que participaron están hoy instaladas de manera permanente en el centro comercial.

¿Qué mensaje le deja a los samarios sobre este nuevo Ocean Mall?

Que Ocean Mall es su casa. No es solo un lugar de compras, sino un espacio que refleja el alma de Santa Marta: cálida, solidaria, sostenible y abierta al mar.

Queremos que cada persona que entre aquí sienta orgullo de pertenecer a esta ciudad y vea que juntos podemos transformar los espacios comunes en lugares con sentido.

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