Si bien la campaña para las elecciones presidenciales de 2026 ya se proyectaba larga –en cuatro vueltas, como se dijo en esta sección dos semanas atrás-, con los recientes movimientos políticos, parece que se convertirá en la más extensa en la historia del país.
Por primera vez, antes de la primera vuelta, se tienen programadas dos consultas presidenciales: una en octubre de 2025 y otra en marzo de 2026, en paralelo con las elecciones legislativas.
Según el calendario electoral de la Registraduría Nacional del Estado Civil, la primera consulta interpartidista se realizará el 26 de octubre de 2025, mientras que las elecciones al Congreso y una segunda consulta presidencial están programadas para el 8 de marzo de 2026.
A estas cuatro etapas —consultas de octubre y marzo, primera vuelta en mayo y segunda vuelta en junio— se sumaría un quinto llamado a las urnas: la consulta popular anunciada por el presidente Gustavo Petro para someter sus reformas a validación ciudadana.
Más allá de los argumentos sociales que esboza el gobierno, esta iniciativa tiene un trasfondo electoral claro.
Si la consulta se concreta –hay que tener claro que su realización no está asegurada-, será un primer gran pulso en las urnas entre el petrismo y la oposición.
Si hay consulta, el país reviviría un escenario similar al de 2016, cuando el entonces presidente Juan Manuel Santos convocó el plebiscito por la paz, que fue rechazado en las urnas por estrecho margen, pero implementado por el gobierno a través del Congreso.
Si la consulta de Petro sigue adelante, inevitablemente habrá una campaña por el “Sí” y otra por el “No”, lo que adelantaría el debate político en el país.
¿Aguantarían los colombianos tantas y tan seguidas convocatorias a las urnas?
En un país con una tradición abstencionista tan marcada, el cansancio puede terminar alejando aún más a los ciudadanos de los asuntos electorales.
El promedio de abstención en Colombia, considerando tanto la primera como la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de 2022, 2018, 2014, 2010 y 2006, es del 50,87%…
Por eso, preocupa que, con un escenario electoral aún más prolongado y polarizado, el porcentaje de ciudadanos que no vota aumente en el 2026.
Si a todo esto se suma que, con el gobierno Petro, los colombianos decepcionados de la derecha ahora están también decepcionados de la izquierda, los pronósticos de la participación electoral en 2026 no pueden ser muy optimistas…
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