La imagen de como un país grande y poderoso se desbarata en varios países pequeños se la ha llamado en la historia como la balcanización pues sucedió en los Balcanes, cuando la poderosa Serbia se desmoronó. En Colombia con lo que está pasando vamos para allá, pero con un agravante, estaríamos repitiendo el cruento y dañino período del Olimpo Radical entre 1863 y 1892.
La reforma constitucional que hace curso para elevar a topes nunca imaginados las transferencias de la nación a los municipios y departamentos, es el primer escalón para acercarnos de nuevo al régimen de los Estados Soberanos.
Como no se va a disminuir la burocracia nacional, el estado central va a terminar siendo un abrevadero de terneros mamones sin capacidad de acción y ello, inevitablemente llevaría al deseo separatista de muchas regiones. Pero como al mismo tiempo no solo vemos que el Ejército Nacional se redujo en los últimos 9 años de 240 mil soldados a solo 170 mil.
Como ya no le quedan sino 20 helicópteros mal mantenidos y como acaban de desbaratar la estructura de los comandos conjuntos y cada fuerza va a actuar por separado. Y como para completar existen al menos 13 bandas armadas que ejercen poder y control en barriadas y comunas de la ciudades y en extensas regiones rurales de Colombia, en donde actúan cual Ejércitos de Traquetos, no hay la menor duda que estamos uniendo los elementos para garantizar a futuro que este país repita los aciagos días del Olimpo Radical.
Y si a eso le unimos que el esquema democrático desapareció y ha sido reemplazado por los contratos y los contratistas que manejan el erario en municipios y departamentos, me temo que estamos es acercándonos a la tormenta perfecta, al desmoronamiento de la unidad nacional y a la apertura de los puertas del infierno.
Dejaremos de ser Colombia para balcanizarnos en 6 o 7 países, muchos de ellos empobrecidos antes de nacer y otros demasiado ricos o respaldados por Ejércitos de Traquetos.
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