Lo he contado en el pasado. La negativa de Antonio García, a través de los esposos Mauus, que tenían comunicación satelital en Maguncia con ellos, impidió que Andrés Pastrana acudiera como presidente electo a la firma del acuerdo que saldría de las conversaciones de paz en un convento cisterciense alemán.
Quien iba gobernar por 4 años se encontraba en Paris y yo, delante de Augusto Ramírez Ocampo y Juan Manuel Santos ,que también estaban en el evento, me comuniqué telefónicamente con Pastrana y él aceptó acudir al día siguiente para estar presente. Pero apenas le comunicamos a Pablo y a Milton, los dos delegados del ELN, ellos encontraron la respuesta negativa del Coce.
Habría sido el verdadero comienzo de la paz pues ya Pastrana había pactado con Tirofijo trabajar por el futuro de Colombia. De esas fechas hace más de 26 años. Las conversaciones, la esperanzas y los fracasos se han seguido repitiendo tanto como la sangre, las bombas y las balas.
Han ido a La Habana y Caracas y creo que hasta México y cuando las cosas parecen claras para la paz, dan reversa, se enfrían hasta romperse los diálogos y el ELN corrobora su alejamiento dejando su marca a sangre y fuego de soldados o policías. La diferencia esta vez reside en que los combatientes enfrentados al grupo que fundaran los curas Pérez y Lain, y del que hizo parte el mitológico ensotanado Camilo Torres, no son las fuerzas constitucionales.
Los elenos libran unas batallas intermitentes y simultáneas en distintas regiones con los traquetos que se han camuflado de disidencias o se tornaron en ejército gaitanista. Si el gobierno de izquierda de Petro se ve obligado a modificar su rumbo y ordena a las FFAA perseguirlos, el ELN corre el riesgo de quedar arrinconado y en una posición muy débil ,atacado desde distintos flancos. Estamos viviendo un momento muy trascendente. Ojalá haya claridad en entenderlo.
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