Cali, febrero 19 de 2025. Actualizado: miércoles, febrero 19, 2025 10:37
La polémica entre la periodista María Jimena Duzán y el presidente Gustavo Petro pone en evidencia una preocupante tendencia del mandatario hacia la deslegitimación de la prensa crítica.
Esta disputa se originó por varios artículos de Duzán en los que cuestiona la gestión del gobierno de Petro y formula preguntas válidas sobre casos de presunta corrupción que involucran a Laura Sarabia, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), y su hermano Andrés Sarabia.
En lugar de responder a los señalamientos de Duzán, tanto Sarabia como el presidente optaron por arremeter contra la periodista.
Petro calificó a Duzán como agente del Mossad, la agencia de inteligencia de Israel, mientras que Laura Sarabia anunció una demanda en su contra.
Una respuesta que además fomenta un ambiente de acoso judicial y presión contra aquellos que ejercen un periodismo crítico.
Es pertinente recordar que, en el pasado, cuando María Jimena Duzán se mostró como simpatizante del proyecto político de Petro, era bien vista por el entorno del presidente pero ahora, al criticar los escándalos del gobierno, es descalificada y atacada. Esta doble moral es preocupante y peligrosa para la salud de nuestra democracia.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha enfatizado la necesidad de que los Estados aseguren un ambiente favorable a la deliberación pública, prevengan todo tipo de violencia contra la prensa y protejan a quienes ejercen la libertad de expresión de amenazas.
El acoso judicial y la presión de las “barras bravas” del petrismo contra la prensa crítica son síntomas alarmantes de un talante antidemocrático en el gobierno.
En lugar de empoderar a Sarabia y atacar a los periodistas, el presidente debería fomentar la transparencia y responder a las dudas planteadas. ¿O, acaso, hay algo que ocultar?
Fin de los artículos
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