Ojalá los colombianos tengan la oportunidad de escuchar al tiempo a los candidatos presidenciales, para evaluarlos y contrastarlos.
Es claro: los candidatos presidenciales le están sacando el cuerpo a los debates, ¿será falta de tiempo o acaso decisiones estratégicamente tomadas para evitar en púbolico temas en los que no se sienten bien preparados o para evitar preguntas incómodas?
Sea cual sea la razón, hay que reconocer que los debates son necesarios, pues le permiten a los ciudadanos conocer los planteamientos de los candidatos en temas puntuales, contrastar posiciones y evaluar sus conocimientos.
Además, en la coyuntura acutal, en la que los candidatos están enfrascados en una discusión de forma, en la que unos y otros señalan a sus contendores por ser de izquierda, de centro o de derecha, es necesario que los colombianos conozcan sus planteamientos de fondo en temas escenciales como salud, economía, justicia, lucha contra la corrupción y educación, y los debates son el escenario propicio para ello.
Es cierto que en las últimas campañas se ha abusado de esta figura, pues cada medio de comunicación y cada gremio ha querido hacer su propio debate, y esto desgasta a los candidatos y altera su agenda, pero también es cierto que se necesitan estos espacios.
Lo que deberían hacer los aspirantes presidenciales es ponerse de acuerdo en unas fechas y unos temas para realizar un número determinado de debates nacionales sobre temas generales de gobierno y algunos por regiones y sectores, para que los colombianos tengan la oportunidad de verlos, escucharlos y, sobre todo, compararlos, para tener argumentos que les permitan definir el voto.
De lo contrario, serán los memes, las noticias falsas y las declaraciones editadas con mala intención las “herramientas” que llevarán a los colombianos a decidir su voto de manera emocional.
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