Cali, enero 19 de 2025. Actualizado: viernes, enero 17, 2025 22:18
Es una paradoja: Un país que esperó 16 años para volver a ver a su Selección en un mundial de fútbol ahora no puede disfrutarlo a plenitud porque las celebraciones de los triunfos del equipo han degenerado hasta convertirse en manifestaciones de vandalismo y violencia.
Es el colmo que en varias ciudades del país, entre ellas Cali, las autoridades se hayan visto obligadas a adoptar medidas como la ley seca, la restricción a la circulación de motocicletas y hasta la prohibición del porte de armas para contener los brotes de irracionalidad que han surgido tras cada uno de los triunfos de la Selección Colombia.
Tras la adopción de estas medidas, que en el caso de Cali no fueron suficientes para evitar excesos el pasado martes luego del partido entre Colombia y Japón, no queda más que hacer un llamado
al autocontrol y a la mesura frente al resultado del partido que sostendrá la Selección nacional con Uruguay.
Sin embargo, es muy difícil formar en valores y respeto de un día para otro, de allí que sea necesario que las autoridades, que hoy no dan abasto para contener la violencia ligada al fútbol, inicien un trabajo de formación en cultura ciudadana. Lo triste es que en el histórico de nuestro país este tipo de fenómenos dejan de preocupar tan pronto pasan y sólo se vuelve a hablar de ellos y de la importancia de contrarrestarlos con educación cuando se presentan nuevamente.
Las celebraciones con violencia son un síntoma que indica claramente que estamos mal como sociedad, por lo tanto la solución debe ser para todo el país y no enfocarse sólo en los revoltosos, para que a través de la sanción social y del ejemplo también se ayude a construir ciudadanos respetuosos y responsables y llegue el día en el que Colombia no tema a las celebraciones.
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