Cali, mayo 20 de 2022. Actualizado: viernes, mayo 20, 2022 01:50
Para nadie es un secreto que Buenaventura vive una de las situaciones sociales más complejas de todo el país, pero en el último año los problemas humanitarios y de seguridad del puerto vallecaucano se han desbordado tanto como las necesidades de su gente.
Los 130 homicidios registrados durante los primeros 10 meses de 2012, los 70 desaparecidos reportados este año y los más de cuatro mil desplazados producidos al interior de la ciudad por la violencia, son indicadores que muestran la compleja situación de Buenaventura, agravada por un índice de desempleo que no baja del 30%.
El puerto tiene concentrados todos los males de Colombia: narcotráfico, paramilitares, bandas criminales, contrabando y delincuencia común, ha sido saqueado por la clase política y ha padecido el abandono estatal, pese a ser, gracias a las exportaciones e importaciones, gran generador de riqueza.
Lo más grave de la situación de Buenaventura es que no tiene una solución a la vista, y sin un claro compromiso de la Nación, los problemas del puerto no se podrán superar, pues además de pie de fuerza para contrarrestar el delito y de capacidad judicial, se requiere un trabajo social de fondo y de largo aliento que permita ganarle terreno a la pobreza, que es el origen de los grandes males del distrito especial.
El informe revelado por la misión de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, Ocha, que aportó las cifras citadas al inicio de este editorial, no debe quedarse como uno de los tantos diagnósticos que se han realizado sobre la situación de Buenaventura, sino que debe dar pie para que se inicien acciones de verdad, que no sólo estén encaminadas a atender a las víctimas de la violencia interna de la ciudad, sino a frenar la delincuencia y a trabajar en el blindaje de la población, que sólo se dará con oportunidades de desarrollo.
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