Entre agosto y octubre la aprobación del presidente Gustavo Petro pasó del 56% al 46%, cayó 10 puntos, y su desaprobación subió 20 puntos, al pasar del 20% al 40%, según los resultados de una encuesta realizada por la firma Invamer.

De la misma forma, el estudio confirma algo que se siente en la calle y en las conversaciones cotidianas, la mayoría de los colombianos ve al gobierno de Petro con pesimismo, pues el 64% considera que las cosas en el país están empeorando, mientras que sólo el 22% cree que están mejorando.

Esta rápida caída, de un gobierno que aún no completa tres meses en el poder, tiene una explicación lógica: muchos anuncios del presidente Petro y algunos de sus ministros han despertado preocupación e incertidumbre en la ciudadanía, pues han confirmado temores que desde campaña se manifestaron sobre este proyecto político.

Beneficios para delincuencia común y organizada, en un país azotado por el crimen; la disminución del presupuesto para el funcionamiento de las EPS, que representaría volver al sistema anterior, con hospitales públicos colapsados, y la decisión de no explorar ni explotar más gas y petróleo, que implicaría importar combustibles y pagar más, son algunos de los anuncios con los que el nuevo gobierno ha generado una especie de pánico colectivo.

El alza del dólar, mayor en Colombia que en otros países, es efecto de esa incertidumbre. En medio de una coyuntura inflacionaria global, las declaraciones del presidente Petro han acentuado la devaluación de nuestra moneda, aunque él no lo acepte.

A esto se suma una reforma tributaria que, por donde se le mire, encarecerá aún más el costo de vida de los colombianos.

En ese contexto, el gobierno sólo recuperará la confianza si reversa las malas decisiones.

Foto: Presidencia de la República

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