Cali, mayo 20 de 2022. Actualizado: viernes, mayo 20, 2022 01:50
La situación de abandono que vive el departamento del Chocó es un círculo vicioso alimentado por el Estado, los grupos armados ilegales y, lamentablemente, la pasividad de sus habitantes.
Los indicadores de desarrollo de esta región del país son vergonzosos, la cobertura de acueducto y alcantarillado, por ejemplo, no supera el 25%, mientras que el índice de necesidades básicas insatisfechas ronda el 80%. Estos datos confirman la indiferencia con la que la administración central ha visto siempre al Chocó, pero también son una muestra de falta de liderazgo e incapacidad de la dirigencia local para aprovechar su inmensa riqueza natural y para reclamarle un mejor trato a la Nación, que, en verdad, no le da un trato digno a ninguna región, pues claramente departamentos prósperos como Antioquia y el Valle del Cauca deben su pujanza más a su propia gente que al apoyo del Gobierno Nacional.
Y como si lo anterior fuera poco, los grupos armados al margen de la ley, especialmente las Farc, que se autoproclaman ejército del pueblo, aprovechando precisamente ese abandono estatal y la pasividad de sus líderes, se han ensañado con el Chocó, con acciones bárbaras como la tristemente célebre matanza de Bojayá, en el 2002, o, para no ir muy lejos, el paro armado que esta semana bloqueó el transporte terrestre y fluvial, con nefastas consecuencias para la pobre economía chocoana.
Como se ve, el problema del Chocó, entonces, es estructural y no se solucionará con las medidas asistencialistas y pasajeras con las que el Gobierno Nacional suele atender situaciones complejas, aquí se requiere una intervención de fondo en seguridad, salud y, sobre todo, educación y capacitación para motivar el despertar de los chocoanos, para que, aprovechando sus ventajas geográficas y su riqueza natural, se conviertan en los protagonistas de la transformación de su departamento hacia el desarrollo.
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