Cali, febrero 13 de 2025. Actualizado: miércoles, febrero 12, 2025 23:26
La implementación del nuevo modelo de salud para los maestros en Colombia desató una serie de problemas que afectan gravemente la calidad de vida de los educadores y sus familias: mayores demoras en la autorización de trámites para cirugías, fallas en la entrega de medicamentos y la cancelación de citas médicas son solo algunos de los síntomas de un sistema que, lejos de mejorar, empeoró sustancialmente con los cambios introducidos por el gobierno del presidente Gustavo Petro.
Esta situación insostenible pone en evidencia las serias deficiencias del modelo de salud promovido por el gobierno del presidente Gustavo Petro.
El cambio en el Fondo del Magisterio dejó a pacientes crónicos, personas con enfermedades huérfanas y hasta enfermos de cáncer sin la atención médica necesaria. A esto se suma la filtración de unos audios de cerca de tres horas, en los que el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, reconoce el caos en el nuevo sistema de salud para los maestros.
Con esto presente, es fundamental reflexionar sobre las implicaciones de extender un modelo fallido a todo el país. Si el gobierno no ha sido capaz de garantizar un sistema de salud funcional y eficiente para los maestros, ¿qué podemos esperar de una reforma que afecte a toda la población colombiana?
La crisis actual debe servir como una advertencia contundente para el Congreso de la República. No podemos permitir que una reforma al sistema de salud sea aprobada bajo las condiciones actuales, donde los errores del gobierno no solo perpetúan lo malo del sistema, sino que destruyen lo bueno que aún queda.
La salud de los colombianos no puede ser un campo de experimentación para políticas mal planificadas y peor ejecutadas.
La vida y la salud de millones de colombianos no se puede poner en riesgo por caprichos ideológicos.
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