Cali, marzo 20 de 2023. Actualizado: viernes, marzo 17, 2023 17:12
Sin duda el matoneo, como se conoce a las actitudes y acciones agresivas e intimidatorias de uno o más alumnos contra un compañero, es un problema social que requiere especial trato de las autoridades; los análisis del tema indican que en Colombia cerca del 30% de quienes cursan educación básica ha sufrido algún tipo de acoso en su escuela o colegio, sin contar el elevado subregistro que hay sobre el tema, pues por vergüenza, muchos niños y adolescentes víctimas de este tipo de situaciones las soportan en silencio.
Ante la gravedad de este fenómeno, el Congreso de la República aprobó una ley que busca prevenirlo. Mediante la creación de un sistema nacional de convivencia en las instituciones educativas se busca detectar los casos de matoneo, evitar que pasen a mayores y castigar a los agresores.
Sin embargo, con los antecedentes de tantos problemas que han tratado de solucionarse con normas que nunca pasaron del papel a la acción, se corre un alto riesgo de que la ley anti matoneo sea una más de tantas y el problema de acoso escolar siga creciendo.
Prohibir por decreto la violencia física y verbal en los colegios no servirá de nada si no se hace un trabajo de pedagogía social dirigido no sólo a los estudiantes y a los docentes, sino también a los padres de familia. Sin esto, la regulación servirá sólo para castigar y no para prevenir.
Es necesario un trabajo de largo plazo que a través de una pedagogía creativa le entregue a niños y jóvenes herramientas que les permita resolver sus diferencias desde discusiones racionales y aprender a respetar la diferencia, pues las conductas agresivas que no se corrigen a tiempo desembocan en problemas mayores en la edad adulta; no se trata sólo de prevenir la violencia en las aulas, sino de evitar que las víctimas y victimarios del bullying terminen siendo adultos generadores de violencia.
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