Cali, abril 23 de 2025. Actualizado: martes, abril 22, 2025 23:57
La ruta que llevó a Venezuela al abismo comenzó con la elección de Hugo Chávez y una serie de reformas emprendidas por él; cuando el fallecido creador del denominado socialismo del siglo XXI modificó la constitución, se abrieron las puertas para que se adueñara de todos los poderes, expropiara empresas y todo tipo de bienes y manipulara las normas electorales para reducir a la oposición y garantizar su reelección indefinida.
Por eso preocupa lo que está ocurriendo en países de la región, donde gobiernos ideológicamente afines al chavismo, promueven reformas que pueden conducir a sus naciones por caminos similares al de Venezuela e instalar dictaduras disfrazadas de democracia.
Ya han transcurrido 23 años desde la llegada de Hugo Chávez al poder, de los cuales él gobernó 14 y los últimos 9 han estado a cargo de su heredero político, Nicolás Maduro. Basta ver la cantidad de venezolanos que piden limosna en los semáforos de las ciudades colombianas para entender el peligro que representan los candidatos que comulgan con las ideas que destruyeron a Venezuela.
Por eso, el mundo democrático mira con expectativa lo que está sucediendo en Chile, donde a partir del 11 de marzo iniciará un nuevo gobierno de izquierda radical que coincide con la fase final de una convención constitucional que podría cambiar por completo el modelo económico del que ha sido hasta ahora el país más próspero de la región, como algún día lo fue Venezuela.
Y ni qué decir de Perú, donde el también izquierdista Pedro Castillo tiene sumido al país en una crisis institucional peor que la que se trató de aliviar con su elección.
Colombia, que está ad portas de elegir un nuevo presidente, debe mirarse en los espejos de los vecinos para no cometer los mismos errores.
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